miércoles, 15 de noviembre de 2006

Veraneando

Ya con sólo poner el pie en el escalón y empezar el recorrido escaleras abajo te pone un poco tenso. Es como una nube de humo y calor encapsulado que te voltea el espíritu en un instante. Pero con un poco de voluntad podés ir superando los primeros obstáculos. Llegás a la ventanilla y cuando le pedís un viaje al cajero con tu billete de $2 en mano, te retruca con la clásica "no tenés justo? Porque no tengo monedas" mientras que al mismo tiempo que te dice eso te señala el cartel que pegó en el vidrio que dice "colabore con cambio". "No, no tengo ni una" (palpando a la vez los bolsillos para que sea creíble, claro) también es la clásica contestación "progre". Ahí es cuando el bigotudo y sudoroso cajero se niega a venderte, o te quiere vender dos, o si no respira muy fuerte, para que te des cuenta el nivel de fastidio que le acabas de producir en su relajada vida, y te da tu bendito pasaje. Para colmo, atrás tuyo pasa uno que le pregunta cuánto está costando un "cospel" porque hace mucho que no viaja, y ahí sí que el simil de La Volpe piensa en presentar su renuncia indeclinable. Vas a poner (apresurado) la tarjetita en la ranura, porque está entrando el subterráneo al anden y ya frenó. Acto seguido te trabás en el molinete por atolondrado y la ranura no te devuelve la putísima tarjeta que te está impidiendo llegar temprano al laburo. El hijo de puta del guarda bate el recordde "tocado de silbato más veloz en una estación" en el último lustro. Tu esperanza de viajar en hora y cómodo, se acaba de esfumar. Resignado, reinsertás la tarjetita y pasa como si nada (otra Ley de Murphy). Le das play a la música de tus auriculares y disfrutás un poco del submundo bajo tierra entrometido en las notas que escuchás. Pero hace jodido calor ahí abajo. Y siguen cayendo individuos que respiran cada vez más fuerte. Como todas las mañanas, te aproximás a la línea amarilla calculando dónde caerá la puerta, para que no te mate el scrum al abrirse las puertas, y la gente se empieza a agolpar a tu alrededor. Ya todos saben donde caen las puertas, y preparan sus codos como soldados troyanos que lustran sus espadas antes de salir del caballo de madera. Ves a tu alrededor y todas las miradas amenazantes se funden en un brutal choque de retinas. Supervive el más apto. Tengo la teoría que cada uno desarrolla ciertas habilidades todos los días que te ayudan a conocer ciertas mañas y debilidades de los demás a modo de autosuperación y progreso individual.Finalmente, arriba el bólido. Repleto. No cabe nadie más. Subís como podés (con la manada a cuestas) al único lugar posible... justo pegado a la puerta; casi besando el vidrio. Intentás llegar a la palanquita del reproductor para cambiar de canción, pero si movés tu mano alterás la estructura reinante ahi adentro y nada volverá a ser como antes. Entonces optás por la resignación, y esperás a que en la próxima estación, mientras te bajas para que salga la histérica que está gritando en el medio que tiene que bajar y volvés a subir acomodándote como podés, nuevamente, tengas tiempo para cambiar de tema. El camino parece eterno. Y la gente parece que obligatoriamente tiene que viajar hasta tu estación. Por quéno trabajan más cerca de sus casas? O usan otro medio de transporte? Qué ganas de joder al prójimo! Bajás y subís tantas veces como estaciones hay hasta tu destino. Y esperá que alguien te diga gracias...Arribando al destino te enfrentás a la batalla final. Ajustás la corbata, revisás tu competencia, y leeeeeeentamente te vas arrimando a las manijas de la puerta. Ésta es la tuya. Ganar la puerta es el primer paso hacia la victoria final, hacia la medalla dorada, la gloria. Si ganás la puerta (y más si es la del medio) ya tenés el vagón superado. Sos el líder y tenés que picar en punta. De repente.... la señal. Se detuvo el carro. Largaronnnnnnnnn! Se abren las puertas y la masa rebrota desde los pulmones del subte para atacar la escalera mecánica y huir cual Schumacher. Pero nunca falta la yegua, imbécil o vieja del orto que es la primera vez que viaja a esa hora, y no sabe que los que están apurados suben a lo triatlonista por la izquierda, y los que están llegando temprano y van a comprar medialunas se paran sobre la derecha. Y te clavás justo atrás de ella, escuchando los resoplidos atrás tuyo, y los insultos en varios dialectos, muchos de los cuales desconocés. Una vez afuera, te permitís respirar.Y a la tarde es otra cuestión. A todo lo que ya nos referimos sumale 9 hs de stress, nervios, presiones y corridas. Oficinistas, cadetes, gerentes, piqueteros, deportistas... toda la jungla de cemento se funde en la más variada mezcla de aromas corporales y sonidos guturales que no hacen más que darle más "sabor" a tu regreso a casa. Te agarran, te tocan, te putean, te apoyan, te afanan, creo que no hay ningún verbo ni acción que quede fuera de esos vagones atestados de humanos llenos de ira y amargura vespertina. Lo bueno es que conocés gente. Nunca falta el "Bajás?". Y ese es el disparador de todo. Puede ser que pase 1 minuto antes de llegar a tu estación, pero se da un diálogo extenso a partir de esa simple expresión. No hay vuelta que darle. Será el medio de transporte más rápido de la ciudad, y probablemente el más efectivo, no habrá embotellamiento; y la mar en coche. Lo que no se puede negar, es que si sobrevivís a una hora pico, ya superaste tus propios límites.

jueves, 5 de octubre de 2006

Dos de 0,80!

20 hs. Suena la alarma mental que me indica que debo partir. Tres días a la semana el mismo suplicio. Es necesario? Todo sea por ser "alguien" en ésta bendita tierra que acusa más derrotas que victorias, y que vio irse o echó ella misma a muchos que merecían ( o hubiesen merecido ) quedarse y brillar entre nosotros, y no ser un cerebro foráneo. Quizás, para decirlo en terminos más correctos, un cerebro local en el exilio. La cuestión es que una facultad llena de gente me aguarda una vez más. Así es que sin muchas ganas (a esa hora lo que menos me apetece es ir a la facultad), calzo mochila en hombros, mp3 al oído, y salimos jugando desde el fondo. Llego a la parada y siempre está la misma pareja, en la misma posición, sobre el mismo sector y con las manos en la misma zona de sus respectivos cuerpos. La espera rara vez se prolonga más de los cinco o seis minutos, al compás de algún rock o ritmo alternativo que suaviza el paso del tiempo muerto ahi parado. El africano/caribeño (me inclino más por la primera opción) que vende carne árabe también tiene el mismo gesto adusto cada día que lo veo, y no se saca sus oros colgantes ni aunque se esté muriendo de hambre y tenga que empeñarlos. Quizás cree que denota status, quien sabe. Ocasionalmente aparece alguna vieja desubicada que cree que porque ya se arrugó y yo estoy concentrado en la música, se pone adelante primera en la fila, como desentendiéndose de la jugada. Cómo me molesta eso. Si uno es un tipo atento, la deja pasar. Pero este tipo de cosas me generan ganas de hacerle un tackle alto o dispararle un codazo a la faringe que la ponga en su lugar. Y llega el bondi y la vieja se manda. Pero la puta madre!!! Dónde quedaron nuestros modales? Qué diría su padre si la viera en esa actitud? Seguro diría que soy un pendejo malcriado, lo se. Que no respeto a la tercera edad y todo ese tipo de sandeces. No obstante su irrespetuosa colada, la vieja se sienta en el único asiento libre que quedaba. Y bueno, ya fue, voy parado y me la banco. Hubiese estado bueno que el bondi fuera vacío, pero no; va repleto. A dónde carajo va la gente a las ocho de la noche en el 105? A la facultad seguro que no, porque el rango de edad de los pasajeros a la vista es 30-40, y la mitad babea entre sueños. Olvidate de sentarte, jugador. Se instala al lado mío un sujeto de mi estatura, contextura física parecida... le hago lugar para que se pueda agarrar (en el fondo soy copado, viste?). Pero como no cabe ni un alfiler, el vago queda mirando de frente uno de mis oídos, casi como para susurrarme algo... así, bien "de coté". Sería tan sólo un detalle, si su boca no emanara hacia mi instrumento auditivo una exhalación constante con perfume al mondongo que se clavó al mediodía. Fulminante. Encima estamos todos con buzo/sweater porque el clima afuera así lo requiere; pero aca arriba es República Dominicana. Falta Juan Luis Guerra, La Bilirrubina, y estamos todos. El aire que circula es un grado menos tóxico que el de las papeleras de Fray Bentos. Qué hice yo para merecer ésto?De repente noto una absoluta desaceleración del bólido. En vez de ir en el 105 parece que vamos en los micros dobles rojos ingleses, de paseo por Londres contemplando el Big Ben. Miro al chofer y parece que le faltara un habano, un poco de maní y el Clarín deportivo. El tipo no tiene ningún problema, va como veinte minutos adelantado en su recorrido. Lo que no sabe es que yo voy veinte minutos atrasado en el mío. Como toda Ley de Murphy, ésta sería "Si yo estoy apurado, el hijo de un tren cargado de putas del chofer....no". Para colmo de males voy a llegar jugadísimo. Falta algo? sí, falta.Una chica se levanta de su asiento de dos, a lo cual mi reacción es una doble mortal con twist hacia él, aunque falten diez minutos para bajarme. Mi compañera es una dama, cuyas medidas no describiré ahora, pero que entre su "delicada" figura, más las bolsas del mercado y la cartera XL que lleva, me deja 1/4 del asiento libre, dónde sólo logro ubicar 1/4 de nalga y el bolsillo derecho del pantalón. Tierra, tragame.Finalmente, cruzamos el puente y pabellones universitarios a la vista. Es mi parada, gracias a Dios... porque parece que hoy tendría que haberle hecho caso al horóscopo vietnamita y quedarme durmiendo en casa tapado hasta arriba de todo. Cuándo sea Licenciado también tendré que seguir viajando de ésta manera? O habrán implementado completamente el servicio diferencial? Chofer, yo me bajo aca.-

lunes, 2 de octubre de 2006

Amaneciendo

Flotabas, por ahí... Andabas sin limitaciones ni vacilaciones con paso firme y concreto. Surcabas el horizonte cómo si fuera tu barrio, cómo si siempre hubieses estado ahí. Parecías nunca haberte alejado. Parecías estar reclamando lo tuyo, plantando bandera sin renegar de tu pasado, y pidiendo a gritos por tu presente. Se te había agotado todo, incluyendo esa ilusión que colgabas en la cabecera de tu cama y por la cual rezabas antes de cada nuevo sueño. La pared se derretía en la oscuridad, y te arrastraba somnolienta a tu despojo y a tu explosión. Pero vos sabías que ganabas subsistiendo, separando las aguas y pateando la pelota siempre hacia al frente.

El destino se te cruzó una vez más como un traicionero ayer que tenías en lo más lejano de tus infiernos. Te lo había advertido pero vos siempre elegiste ir por más, preferiste el riesgo antes que el olvido. Lo disfrutaste; hace mucho tiempo no te sentías tan vivo. Sabías de esa temporaria realidad pero los pies nunca se despegaron del piso. No echaste raíces porque conocés bien ese camino. Cada piedra en él sendero produce tropiezos significativos, que te hacen caer, que te impactan, que te muestran cómo funciona todo. Habría que repreguntarse eso de vez en cuándo. Por lo menos para estar en dinámico cambio y poder adaptarse. Por lo menos para ver la luz, aunque sea sólo por un rato.

sábado, 23 de septiembre de 2006

Días de sol

Los días de sol no son muy largos. Lo mismo pasa con la primavera, el caluroso verano y los fríos días de invierno en los que el astro amarillo nos baña con su luz. Quizás las nubes tengan más poder, o el cielo las respeta más porque representan una amenaza para su celeste y nítida figura. Su gris húmedo siempre está presente en la conciencia del firmamento. De todas formas, el sol no se deja amedrentar fácilmente. Saca valor de vaya a saber uno dónde y extiende sus rayos a través del agua que traen las maléficas nubes cargadas de ira y desenfado. Y es como desahogarte cuando vez que brilla el sol en un oscuro día de julio. Hasta dudás si es verídico lo que tus ojos ven. Parece que no pero te cambia un poco el ánimo, o al menos no el día que vos lo estás esperando; ese día que programaste todo de una forma y termina saliendo todo exactamente al revés. Pero bueno, pasa en las mejores familias, incluso en la tuya. Y también en la mía. Pero ni aunque lo pienses más fuerte vas a poder disfrutar más del brillo del sol. Cuando tenés el esplendor y el reflejo, no tarda en complicarse todo. Siempre hay algo que allana el clima reinante y parece que se avecina la tormenta. Pero no cualquier tormenta, si no más bien uno de esos ciclones tropicales que te revoluciona el ser y el parecer. Y vamos de nuevo. Volvé a ponerle techo a tu vida, devolvele los muebles que se le inundaron y decile al seguro que te pague los daños, si es que son reparables. La reconstrucción es la peor parte, material y psicológicamente hablando. La mayoría de las veces no van de la mano y siempre es la mente la que toma ventaja, pero para seguir hundiéndote y no dejarte levantar. Día a día sigue transmitiéndote esas señales que vos pretendés olvidar, esos aromas que tu nariz olería aunque estuvieras resfriado. La música de la luz no suena igual que el eco del silencio. Si no estás seguro te invito a confirmarlo. Y después comparamos y me decís dónde está la diferencia, si es que sólo encontrás una. De todas formas sos conciente que se puede... sos conciente? Necesitás verlo reflejado, el sol puede surgir desde lo profundo y renacer en tu día, o en tu tarde. Las luces del menguante y la Cruz del Sur quizás te ayuden cuando la noche caiga en tu sillón. Las estrellas no abandonarán el telón de tu escenario hasta que su propia luz brote de tu núcleo. A veces creo que no sos capaz. Sin embargo mi principal contradicción es que nunca dejo de tenerte confianza; y ojalá el tiempo me de la razón. Porque por más nebulosas que giren en el cielo, por más anegado que tengas el camino y por más oscuridad que predomine tus tiempos, aunque no lo veamos, el sol siempre está.-

sábado, 9 de septiembre de 2006

Todo Cambia

Será bueno que todo cambie? O preferirías saber cómo vienen las cartas barajadas desde el primer momento? Yo creo que actuarías diferente. Por empezar perderías frescura. Y ni hablemos de la espontaneidad... quedaría olvidada en el más lejano de los recuerdos de tu mente para dar paso a una programática sucesión de pasos preestablecidos. Sería como decir el abecedario muchas veces seguidas, con un orden inalterable y una oportunísima continuidad lógica. De más está decir cuánto más fácil sería todo, no? Al menos ya tendrías las respuestas preparadas para todos los interrogantes de la vida terrenal. Tendrías el escudo en mano y el sable y/o bayoneta listo para la defensa. Impenetrable. Ganarías en rigidez, sin duda alguna. Le robarías terreno a la elaboración mental, casi de un tirón, para ya no devolverselo nunca más. Te sentirías poderoso? No se si para tanto. Sería como un poder divino, un don... sería como el colmo de la previsión. La planificación perfecta y metódica de los momentos concretaría el éxito rotundo. Sin margen de error, sería pisar sobre seguro. Nada de andar con pie de plomo. Mentón al horizonte, pecho erguido y no preguntarías cuántos son si no que vengan de a uno. Y a otra cosa.
Sin embargo, dejame contarte que las cosas (al menos por el momento) no son así. La vida
te dotó de capacidad decisoria, de voluntad, de elección constante. No importa cuál sea tu raza, nombre o color. El camino es uno sólo y las caídas son muchas. Demasiadas para mi gusto, no se qué opinás. El cambio radical de las cosas te significa el rearme de tu plan de acción. Podes verlo venir, o podés levantarte una mañana y te encontraste un universo que desconocías. Y no te hallás, la brújula del destino rompió sus agujas y vos estás en el medio de la nada. Mirás al cielo como desconociendo la situación y no encontrás solución a tu eterno conflicto. Vos ya no sos vos. Sos tu propia sombra, tu perdición y tus más bajas miserias. El desconcierto y la desconfianza dominan muchas situaciones como éstas. Pero ahi está la pimienta. Todo cambia y vos no podés hacer nada... nada más que adaptarte. Cómo era eso de la supervivencia del más apto? Bueno, es algo parecido. Cual camaleón, cambiás de color según la ocasión. Tenés que pensar, inventar, imaginar... muchas veces en fracciones de segundo. Aunque a veces tenés más tiempo y hasta te das el cruel lujo de ser sagaz e intrépido. Tenés que dibujar, no te queda otra... finalmente de eso se trata. El dibujo no tiene por qué ser perfecto. Con que al menos le pongas un poco de color alcanza para que resista y siga adelante. Sólo preocupate por firmarlo. Porque el dibujante termina siendo lo más importante. Las formas cambian, incluso los modos. El mundo también y sin acordarse de vos. Todo cambia, y no podemos cambiarlo. Qué paradoja no? Pero es así. Y vos estás ahí. Inmóvil. Sabiendo que todo cambia, menos vos.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Distinto

Sería distinto. Sin dudas sería distinto. Y por muchas razones. La primera y principal, es que no me sentiría así. No estaría sólo, al menos por un rato, o por unos días. Quizás las horas pasarían al ritmo de la vida y no de los lamentos. Sentir un corazón latiendo al lado cambia cualquier tipo de planes y de actividades. La sombra de otro cuerpo dibuja sonrisas en el alma, y regala momentos únicos e irrepetibles. Quién puede negarse a eso? Habría que ser bastante estúpido. Aunque algunos momentos solitarios son extremadamente buenos, en general, el común de la gente prefiere la otra opción. Creo no ser la excepción a la regla. Además, el aroma sería distinto. La vida huele de otra manera. El sonido también cambia. Todo te suena más adentro, como haciendo eco en cada órgano y en cada músculo.
Pero bueno, a veces parece que no depende de uno. Te pasa todo por encima más allá de lo que vos quieras. Las situaciones se tornan unilateralmente injustas, si es que se me permite esa expresión. Y ahi ya no hay vuelta de tuerca, y ninguna otra cosa parecida. Ahi te refugiás en el sonido del silencio... en la mirada perdida...en el reflejo de los recuerdos. Todo comienza a recorrer un camino de ida. Es raro que llegues al final rápido, porque a ésta altura ya no podés correr. Creo que tampoco lo pretendés. Apreciás el paisaje que no para de pasarte por los costados. Y con él la gente. Mucha gente que ya tampoco corre más. Pero ya no corren para vos. Tu historia va anexando personajes y sus nombres sonarán en tus relatos por cinco, seis, o más años posteriores a tu desenlace. La película termina pero los actores viven en vos. El argumento sonará lógico, o al menos tendrá coherencia. No se si el final seguirá el mismo patron. Seguro que no, es lo que pasa habitualmente. Una cosa no tiene nada que ver con la otra y parece que estamos hablando de historias diferentes. Vos viste una cosa y yo vi otra. Pero si estaba a la vista! Dejá... mejor dejalo así. Si estás convencido de eso, disfrutalo mientras puedas. De lo contrario, el final sería distinto. Pero una vez más... no.
El aire también sería distinto. El plomo que se siente en los pulmones cambiaría por un poco de pureza. La pureza que añorás. Cuando el viento te acaricia en vez de rasparte, cuando la mañana se siente en el rostro, y la sinceridad brota por los poros de tu piel. La lluvia no te moja. El barro no te ensucia. Las lágrimas te curan en vez de lastimarte. Llorás porque es la mejor manera de expresarte a favor de algo. Pero eso no te pasa en soledad. Ahí si que el llanto toma otro color. El negro azabache de la depresión, de la angustia. Por eso digo que sería distinto...
Incluso todo lo sentís distinto. Los dedos que se entrelazan son el mejor indicio de cómo podés palpar el cambio. La mano que recorre los brazos, la palma que resiente tu cuello... el recorrido eterno de cada falange. La ida y la vuelta. La piel reacciona inmediatamente y revive al ritmo del vaivén. Te corre el frío, pero es el frío más lleno de calor que podés haber visto. La espalda se dobla al tiempo que el pecho se infla. Contradicciones que nunca habías entendido, responden como naturales. Ahora entendés por qué sería distinto?
Pasa, y no puedo decir que no. Ahora decime que nunca te pasó. Decimelo si querés, pero no te voy a creer. Para qué negarlo? Sería infame. De todas formas supongo que también ésto está preparado, no? Hay alguna forma de que no te toque? Yo pensé varias, pero no fui agraciado. Pensé que con ciertas cosas me evitaba algunas otras. Entonces, o elegí mal, o eso no existe. Igualmente sigo teniendo plena confianza en la idea. Sigo creyendo a toda costa en algunos principios. Por eso, y por mucho más, tengo la completa seguridad, de que con vos al lado, todo sería distinto.

lunes, 4 de septiembre de 2006

NOA: Todo tiene un final, todo termina

Sábado 5 de agosto

Y si muchachos, la vida vuelve a la normalidad. La complicada rutina, el smog, los subtes, las bocinas... y todo aquello irritante de lo que nos habíamos olvidado, nos vuelve a requerir. No pudimos parar el reloj, ni el mundo, ni la realidad. Creo que mientras cargaba mochilas, y ollas, y comida, y todo lo que encontraba para llevar, se me iba desarmando el mapa que había recorrido. Iba cayendo en cuenta de que, una vez más, se terminaba.
Sin embargo, faltaba una estación:El Paseo de los Colorados, Purmamarca. Un lugar que supo ser propiedad privada, y supo ser pago, pero gracias a Dios lo liberaron de esas ataduras a tiempo. La gente no puede ser obligada a pagar por semejante monumento natural. Son un par de kms merodeando el Cerro de los 7 colores con algunas geografías particulares entremezcladas con él. Recorrimos entero dicho paseo, con fotos incluídas (Abbey Road entre otras) y la feria local, para luego deleitar alta choripaneada tipo Costanera. La tarde comenzaba a caer, y nuestro micro comenzaría su rumbo sur en pocos instantes. No sin antes bailar el gigante "Tren del amor". Cuánto lo extrañabamos Colo.

Nos despedimos fugazmente de Jujuy, de la Quebrada de Humahuaca, y de ese aroma tan particular que al menos a mi deja en el alma. Nos esperaba después de cruzar Salta, lo que muchos han dado en llamar el "Jardín de la República", la tierra de Palito Ortega y el buen azúcar de nuestro país. Tucumán, allá vamos.

Por supuesto que pisamos suelo tucumano casi exclusivamente para ver la típica Casita Patria, y apenas recorrer su ciudad capital. Tuve una mejor impresión de todo respecto a la del año pasado, cuando me sentía caminando por Plaza Miserere. Hasta compré alfajores, eso es todo un hito. El espectáculo de Luces y Sonido en la Casa se me hizo mucho más corto y más entretenido que el año pasado. Más llevadero.

El paso por Tucumán fue tan corto como su longitud. Emprendimos el viaje de vuelta muy pronto. No fueron más de 3 hs. Realmente pintó el bajón de la vuelta y la noche pasó entre sueños. Tuvimos un buen y rápido viaje. Tan bueno como los 9 días, y tan reconfortante como estar recostado contemplando en silencio el Cerro de los 7 colores.

viernes, 1 de septiembre de 2006

Primer día

Me levanto temprano. Son algo así como las 6:30. Qué dolor de todo! Hace tiempo no sentía ésta pereza... ésta sensación de... de... mami, 5 minutos más. Pensé que el día tardaría más en llegar, pero el almanaque me traiciona una vez más. Y van... Para colmo afuera hace frío. Agosto vino bastante crudo en sus comienzos. Y justo yo me tengo que levantar a ésta hora. Esa es mi definición de injusticia. Vuelvo al 95, viejo colectivo que supo trasladarme cinco largos años hasta la secundaria. La música electrónica despedida de mi mp3 no logra sacudir mis neuronas y sigo navegando entre sueños. Subo cual zombie y pido $0,75. Igual el colectivero siempre se hace el boludo que no te escucha y me da $0,80. La diferencia entre ambos no es rutilante en mí a esa hora. Si no le diría muchas cosas, pero ni da.
Cruzo el umbral del gran portón que se abre al medio, y recibo miles de papeles de parte de los multipartidarios estudiantes de diversas minorías que buscan imponer su ideología política y social, en un ámbito dónde eso debería ser una de las últimas prioridades. Pero no es así. Son la estrella cada año. Ellos, sus afiches, sus volantes, sus delegados. Ellos y su mundo. En vez de aburrir con acusaciones baratas se les podría caer una idea de vez en cuando.
Próximo paso: la búsqueda del tesoro. Aula 35. Para colmo es mi debut en el edificio, por ende no tengo la menor idea de dónde chingada ir. Encima está declarada la emergencia edilicia, por lo cual hay más andamios que aulas. Gracias al cielo es en planta baja. Camino un trecho y llego al aula. Explota de gente. Algo raro en la UBA (notese el sarcasmo). Eramos como 100...y ojo que apretaditos entrabamos todos. Le pusimos mucha voluntad.
7 AM. La sensación de frío, hambre, desgano, sueño y kilombo, entre otras, forman un cocktail formidablemente explosivo en mi mente y en mi cuerpo. Me quiero ir, ya fue. Encima el tipo éste no viene. Quién se cree que es? El Diego? Moria Casán? Que venga de una vez y de su clase. A ver qué tanto tiene para decir a ésta hora! Se me ocurre un rosario de puteadas para él, sus ayudantes, la cátedra, y los 99 que tengo alrededor. Me aburro! y así pasa la hora... ya son como 7 y cuarto, y yo sigo aca de garpe como todo el resto. Si total no tenemos nada que hacer...
Y ahí es cuando empezás a examinar al resto de los individuos. Hay caripelas x 200 (incluída la mía claro). Desde el último banco, del cual me reconozco habitué, poseo buen panorama y visión periférica. El análisis es extremo. A lo que puede llegar uno cuando está aburrido, por favor.
7:20 y la re p... No puedo creer que el zángano éste falte a la primera clase, no sería ético. Dónde quedaron los valores? Y yo que podía estar soñando recostado en mi lecho... y no en éste banco helado, pegado a una pared, con las ventanas abiertas y violeta del frío. Que lindo es estudiar! Encima ni desayuné, como para completar el cartón.
Y llega el hijo de un tren cargado de prostitutas. No es uno sólo, son 4! La puta madre... tienen el horario de Islandia? No ven que son 7:35? O los 100 retardados que estamos sentados entendimos mal el horario de entrada? El sujeto este dirá que nos dejaron media hora a todos ahi para que nos conociéramos. Ja! Idiota! Bien que te estarías tragando dos medialunas de manteca y un café con leche mientras mi temperatura corporal descendía a la par de mis ganas de escucharte un martes a las 7 de la madrugada! Y bue... el vago arranca. Para colmo tenés que soportar que te subestime... con que uds no saben lenguaje técnico, y esto es la facultad, y uds... y uds.... y uds... etc, etc, etc. Pará... quién te auspicia loco? Parece que a ellos también les afecta el horario matinal. De repente el tipo empieza a hablar de lo mal que escriben y leen los alumnos. Ojo, en parte tiene razón. Pero qué necesidad de meter a todos en la misma bolsa? "Es que uds, con ésto de la abreviatura en el celular, escriben cada día peor" Me está tomando por imbécil? Significa que porque hay un par de tilingas que por usar su celular más que su cerebro escriben mal, después el resto tenemos que ser iguales? Dios, que repugnante. Ya me cayó mal. Me quiero ir (episodio 2).
Y finalmente el horario se acerca... la liberación esperada... pero el fulano quiere seguir hablando... Y a la ayudante no se le ocurre nada mejor que empezar a preguntar acerca de nuestras vidas. Andá a saber qué le importa. Pero te pregunta hasta cuánto calzás, si preferís azúcar o edulcorante, y si le das pie creo que hasta le gustaría saber cuántos lunares tenés en el cuerpo. Ni la fecha del primer parcial dijo... pero ya sabe mi nombre y apellido, mi edad, mis hobbies, con quién vivo, qué diario leo, si veo tele o escucho radio, y cuántas veces voy al baño por día. En fin, si esto es la base de mi futuro, mejor me dedico al tarot. Y que me vengan a buscar con la fuerza pública...

martes, 29 de agosto de 2006

NOA : Episodio 3

Jueves 3 de agosto

Nuestro primer punto en Tilcara era el Pucará. Dicha expresión significa "fortaleza". Es eso lo que supo ser en su tiempo. Los Pucará eran construcciones en lo más alto de los cerros y/o montañas desde los cuales los aborígenes tenían un dominio visual de sus alrededores, con lo cual, se mantenían alertas ante los posibles ataques de grupos enemigos. Allí tenían sus casas, sus altares, sus iglesias, sus lugares de recreación, sus corrales, etc. Todo aquello de lo cual constaba su grupo étnico. El Pucará de Tilcara, fue restaurado totalmente por dos arqueólogos, Juan B. Ambrosetti (1865-1917) y Salvador Debenedetti (1884-1930). Un monolito ubicado en lo más alto del Pucará esboza sus nombres y dice "De entre las cenizas milenarias de un pueblo muerto, exhumaron las culturas aborígenes dando eco al silencio". Es interesante verlo. Más allá de que la primera vez que lo visité me parecieron un montón de piedras con algún tipo de importancia, a través del tiempo pude ver cuál era dicho significado y lo pude disfrutar cada vez más. Además, en ésta ocasión tuve la chance de realizar mis habituales abstracciones, y contemplar el silencio de la zona, algo así como unos treinta purificadores minutos de mirada al horizonte, y sus alrededores. Mucha pureza junta. Mucho sentimiento inigualable. Lo disfruté mucho. Estuvimos con un guía que comentó muchas aristas interesantes de la época, y también dijo muchas veces "digamos", lo cual me perturbó bastante. Si hay algo importante en un guía además de los conceptos, es la dialéctica. Antes de entrar al Pucará (me olvidé de comentarlo), busqué en la entrada el encuentro que ya había sucedido en 2005. Resumo brevemente la historia. En mi primer viaje a la zona en 2001, el colegio nos hospedó en el Hotel del Turismo, en el centro del pueblo. Por ese entonces, el hotel contaba con una maletera, por llamarla de alguna manera. Esa pequeña era Liliana. Liliana cargaba los bolsos de un lado para el otro, corría, venía y jugaba al fútbol con nosotros, se divertía a la par nuestra. Tendría para ese momento nuestra misma edad (15-16 años) si no era algún año más
chica.
El año pasado, cuando llegué a la entrada del Pucará... la vi. Me pareció conocida en un primer momento. No pude resistir la tentación de preguntarle si era quién yo creía que era. Asi fue que me acerqué y luego de saludarla le pregunté si ella no trabajaba en 2001 en el Hotel. Así llegó la confirmación de que Liliana ahora era guía en el Pucará. Lo cual me alegró mucho en ese momento. Me saqué una foto con ella y entré al lugar pensando en esa situación que me dio vuelta todo el día en la cabeza, y traje conmigo al volver de Jujuy. Este año se repitió.

Al llegar a la entrada Liliana volvía a estar ahí parada. Yo estaba esperando al resto del grupo, con lo cual, repetí la situación. Me acerqué y la llamé por su nombre. Me miró muy raro. Casi tanto como el año pasado. Le volví a recordar toda la historia y allí dibujó su sonrisa. Lo primero que hizo fue reclamarme la foto! Entonces nos sacamos otra y le prometí que la dejaría en el colegio para que se la hicieran llegar. Me dijo que la iba a ir a buscar en persona, ya que la llevaban a conocer Puerto Iguazú este mes, lo cual también me alegró. Asi que, de no fallarme los cálculos, se estará encontrando con la foto en estos días. Ojalá le produzca alegría.
En fin, almorzamos una alta pizza a la parrilla, gentileza de Guille. Un poco de batucada de mediodía, y preparamos las cosas para ir hasta la Garganta del Diablo (Cuántas Gargantas del Diablo hay en éste país? Yo ya estuve en tres y contando [Cataratas, Salta, y ahora Jujuy] ).
Me ofrecí a ir al frente del grupo, porque iba Andrés sólo. Me dio el ok asi que encabecé a la troupe en ésta oportunidad. Un honor para mí. Al principio iba con Naty y Ceci a mis espaldas. Pero el aire escatimaba, asi que quedé sólo adelante, en el medio del paisaje. Al rato apareció el Pelado que venía corriendo subiendo la cuesta. Y así encaramos los dos hasta el cartel que indicaba la zona por la cual se llegaba a la garganta. Este fue otro lugar (insólito) para reencuentros. Había una 4x4 con una parejita y un guía identificado con una remera de alguna empresa de turismo de la zona. Era Walter. Walter el año pasado nos llevó a las Salinas. De hecho, está la anécdota contada en este mismo blog. Del 18/7/2005 (http://lucavive.blogspot.com/2006/07/primeros-dos-das-norte-05.html). Así es que me acerqué y le dije: "Walter!". Por segunda vez en el mismo día me miraron raro. Me dijo "Si?". Ahi le expliqué la situación y dijo haberse acordado de mi. Hasta me recordó que tenía una foto nuestra del año pasado. Lo cual es cierto. Tenía una buena foto mía y otros chicos en la Selva de Yungas, la cual nunca envió por mail. En fin, luego de despedirme de Walter, proseguí con el Pelado hasta abajo. En el final del camino nos esperaban para hacer un buen rappel de 25 m.
La vista del cañon donde nos proponían éste deporte era un poco impactante. Realmente me impuso un poco de respeto al principio. Pero después de dejar atrás eso, y ver cómo otros se sumaban a la bajada, terminé siguiendo ese camino. Estuvo muy groso. De los que hice en mi vida fue el mejor, sin dudas. Digamos que pude mejorar un poco mi técnica e incorporar los saltos, je. Retornábamos al pueblo con el atardecer. Era un largo camino y la noche nos sorprendía cuando estábamos a punto de volver. Antes de partir, una danza fue muy apropiada para despedir el excelente día. Con linterna en mano por algún imprevisto, y en fila prolija, emprendimos el camino. Llegamos tranquilos, luego de contar historias en el camino, y yo particularmente, luego de tener unas charlas metafísicas con otros caminantes. Como el día siguiente era libre, yo propuse a algunos ir a La Quiaca y a Yavi. Era una idea que tenía pendiente hace tiempo, y me había propuesto llevarla a cabo. Como broche de oro, pensaba cruzar a Bolivia, si la duración del día lo permitía. De ésta manera, una vez en Tilcara, los 15 o 16 que iríamos el viernes para esos pagos fuimos a la terminal a sacar los pasajes. Para nuestra hermosa sorpresa, para poder aprovechar el día, embarcaríamos a las 4:30 AM. Sí, leíste bien. Antes del amanecer estaríamos tomando el micro que nos depositaría en la ciudad más boreal de nuestro país. Punto limítrofe con los hermanos bolivianos. Después de cenar, si no me falla la memoria, fuimos hasta una suerte de peña en la otra punta del pueblo. Era medio antro la entrada, pero una vez adentro era más amena. Había mucha gente, y había mucho sueño. Estabamos un toque liquidados. Asi que tomamos algo, y al rato nos volvimos.

Viernes 4 de agosto

4:30. Arriba. La puta madre, qué temprano. Pero bueno, hay ganas, y hay voluntad. Creo que en mis 2 años y medio de laburo me levanté tan rápido y tan predispuesto para salir de la cama. En fin, será porque durante el año al levantarme me espera el subte lleno de gente, y en esta oportunidad, la plena Puna. Era una mañana un poco fría. Y teníamos poco sueño encima. Caminamos hasta la terminal, y empezó nuestra espera. No sería muy prolongada. Teníamos el dato que quizás tuvieramos que viajar parados. Nadie tenía asiento asegurado. Salvo una de nuestras astutas compañeras. Vimos llegar a la gallega con un embarazo de 5 meses. De un día para el otro tenía panza prominente. La yegua se había puesto un almohadón en el vientre, para simular un embarazo y que algún nativo desprevenido le cediera el asiento. Qué hija de puta! Había que tener ganas de llevar un almohadón a cuestas todo el día eh. Hasta bautizada la tenía! Por las dudas de que le preguntaran qué estaba esperando.
Llegó el micro y apenas subimos, planchamos. Las 3 hs que nos separaban de La Quiaca, previa parada de carga en Abra Pampa, fueron de sueño. Llegamos a la ciudad de destino, compramos los pasajes de vuelta y nos fuimos a desayunar. Café con Leche/Te con tortas fritas "Todo por 0,80". $1,60 más una poesía gratis era un buen desayuno. Una señora entonó una poesía en referente a las madres kollas. Muy buena. Casi lagrimea del fervor en la entonación. Al salir de ahi, buscabamos transporte a Yavi. Por $2 c/u, un sujeto nos llevó en su Traffic hasta nuestro destino. Hicimos esos 20 km rápidamente y empezamos a caminar por el pueblito. Está habitado por 70 personas y su principal atractivo es la Iglesia. Completamente revestida en oro, data del siglo XV o XVI. Es muy pintoresca realmente, al igual que el mismísimo Yavi. Al par de horas de haberlo recorrido, volvíamos a La Quiaca, con el mismo vago de la Traffic. Y Bolivia nos esperaba. El paraíso comercial, Villazón, como cualquier otra ciudad de frontera, con precios accesibles y mercaderías clandestinas (todo legal eh). Cruzamos la frontera previo chequeo de documentos, y estuvimos dando vueltas mercantiles durante un par de horas. Después de un rato entramos a comer en un "restaurant" tipo Once, en el cual le entramos a un pollo con papas y arroz. Lo sorprendente fue ver un plasma de muchisimas pulgadas en un lugar de éste estilo. Pero bueno, después de eso, ya no me sorprende ninguno de los contrastes que había visto previamente en la zona. Todos compramos un par de cosas. Pero había que volver a nuestra tierra. Y pasar el control. Andrés había comprado una juguera y no se qué otro artefacto, sin saber que todo lo que tiene motor, tiene que ser registrado en la aduana. Así, debía hacer una fila de aproximadamente hora y media (según los cálculos del gendarme), cuando teníamos que abandonar La Quiaca en 30 minutos. 100% Argento, acudió a las famosas "pasadoras" de mercadería. Les tiro un 5 y sin saber si las volvería a ver, pasó la frontera desprovisto de sus bolsas. Las cholas cruzaron el río (que en ésta época está seco) y le entregaron fielmente sus mercaderías. Así fue que llegamos a la terminal, y volvimos a Tilcara en tiempo y forma. Cenamos contando nuestra aventura del día (los demás habían ido a unas cuevas, que también parecían interesantes) y finalizamos la noche en la Peña del Club Terry. Bailando hasta tarde y despidiéndonos de Tilcara.

jueves, 17 de agosto de 2006

Cara a Cara

Hola. Cómo estás? Pensé que no te iba a volver a ver en mucho tiempo. Realmente lo pensé. Supuse que te habías ido, quizás más lejos de lo que yo podía imaginar. O te habré querido olvidar de repente? No se. Estuviste tanto tiempo conmigo que hasta podría reconocer tu sombra, o tu aroma, o tu presencia a mi lado. Tal vez podría distinguirte cerca mío, aunque tuviera miles de personas a mi alrededor, yo sabría que estás ahí, que llegaste para quedarte. De todas formas no se por qué me visitás tan esporádicamente. Aunque lo prefiero así. Creo que la carrera la lidero siempre. Aunque vos corras tan rápido como para pisarme la cabeza y pasarme por encima. Muchas veces lo hiciste, y siempre creo que me estás respirando en la nuca. Que mis pasos, mis corridas, mis saltos, nunca son suficientes para vos. Tenés un plus que te hace más fuerte. Como los deportistas que se destacan en lo suyo, como los escritores que imaginan realidades, como los pintores que dibujan almas, como tantos otros que hacen único lo suyo. Vos no sos la excepción.
A veces me gustaría pensar que no existís. Que el mundo sigue siendo una realidad sin vos. Desconocer el sentirte. Desconocerte. Pero no se puede, parece que no hay forma. Tenés tantas facetas que es imposible dominarte, o controlarte de algún modo. El control se puede ejercer, pero siempre tenés la gota que rebalsa el vaso y exigís empezar de nuevo. Nunca te dejás vencer. O mejor dicho, siempre tenés que lograr algo más allá de lo que me pueda hacer sonreír. Para todas mis risas, vos tenés todos mis llantos. Para todas mis alegrías, reservás todas mis tristezas, y lo que es peor, ante todas mis victorias, vos tenés mil fracasos.
Y cuando menos te necesito venís. Cuando no te llamo tocas la puerta como pidiendo permiso, pidiendo que no te olvide. Ya te expliqué que no puedo hacerlo, pero vos insistís. Me conocés y sabés que te empujo hasta dónde llego, lo cual ya es bastante. Hasta te diría que me siento un virtuoso algunas veces. Hasta que me clavás el puñal por la espalda. Entrás por dónde menos te espero y, una vez más, me derrotás.
Es así que me despido de vos. No se hasta cuando. Pero te pido una cosa: dejame ser. Entendé de una vez por todas que no me puedo (ni me quiero) quedar con vos para siempre. No me sirve demostrarte que detesto tu compañía, porque conozco tu rigidez y se que vas a volver, tarde o temprano. Y eso te lo digo en cada despedida. Pero parece que no entrás en razón. Así es que sólo me queda soñar con no volverte a ver. Sólo resta disfrutar cuando no estás, y prepararme para tu llegada, aunque la mayoría de las veces no es anunciada. Y aunque me avisaran cada vez que vinieras, creeme Tristeza, que no me gustaría volverte a mirar a la cara.

viernes, 11 de agosto de 2006

NOA ' 06 : episodio dos

Martes 1 de agosto

Es muy temprano en la mañana, hay que desayunar rápido. Ni ganas de levantarme. Pero nos vamos al segundo lugar de la travesía que desconozco. Y uno de los cuales más ganas tengo de conocer: Iruya. Iruya es en Salta, atravesás todo el "principio" del zapato jujeño para llegar allá. Vas subiendo la cuesta y ganando altura, hasta chocar con el pueblo, empotrado en el medio de la montaña. Al menos eso me contaron.
De ésta manera, el grupo se fracciona en dos. Los que vamos en el micro que "chartea" Ruphay, y el micro de línea. Dado que es lo mismo me apunto en el micro de la empresa. Unos pocos van en el otro. El micro emprende camino y hace una parada en dos o tres puntos para fotografiar el paisaje. Esos puntos son la pequeña localidad de Iturbe, y después carteles en la ruta que van indicando altura y destino final. El chofer le puso un poco de onda y rocanroleó un poco con el stereo antes de llegar, mientras surcaba las cornisas camino arriba. Bastante fino manejaba el amigo. Más de uno se quedo duro en el asiento mientras pasaba cambios. Nadia, una de ellas. Y eso que la incentivabamos para que agitara. Pero nada. Todo bien igual. No perdió onda por cagarse en las patas.
Y así llegamos. La puta madre, qué buen lugar! Bajamos un poco antes de la entrada del pueblo. Y llegamos caminando. Como River a la Bombonera. Con pecho inflado y cuerpo erguido. Y ahi respirás, loco. Respirás aire puro. Ese aire que en tu vida vas a conocer si vivís encarcelado en la jungla de cemento, como habitualmente se la llama. Cuanta verdad que hay en esa frase. No es ni más ni menos que una selva de pavimento que te aliena. Pero cuan necesario es romper los esquemas! Si no, no conocés la pureza.
Y bue, Iruya era todo en ese momento. Avisté una cruz bastante grande en una cima no muy lejana, y hacia allá encaminé. Fuimos varios los que nos mandamos, hasta que finalmente casi todos. Era todo subiendo. Pero como valió la pena. La vista de ahi era increíble. Increíble. Almorzamos en el mirador, y contemplamos un rato después de sacar varias fotos de distintos ángulos. Durante la bajada, nos encontramos con una escuela y el ingreso de los purretes entonando la marcha de San Lorenzo. Interesante detalle. Estuvimos el resto de la tarde dando un par de vueltas por ahi, y distendidos al sol esperando el micro que nos devolviera a Humahuaca. A la vuelta fui sentado a la diestra del fercho, viendo más de cerca las cornisas y los picos, lo cual fue sumamente atractivo. Mientras tanto sonaba la cumbia y caía la tarde.
A la noche, después de la cena, vino un grupo local a tocar unos carnavalitos y unas músicas andinas, bailamos, cantamos, etc. Kilombo generalizado en el albergue. Después de ahi, fuimos hasta una suerte de peña, en la cual permanecimos poco porque ya pintaba el cansancio. Me acuerdo que había unos tíos tocando, y una pareja que bailaba, pero la mina más que escondido parece que bailaba árabe. Un desastre. Un atentado a las costumbres.

Miércoles 2 de agosto

Es tiempo de dejar atrás la ciudad que da nombre a la Quebrada. Hoy es un día largo, heavy metal de viajes. Metemos todos los bártulos en las mochilas, cargamos el micro, despedimos al viejo del albergue, y Au Revoir! Salimos jugando desde el fondo y encaramos la ruta una vez más. La primera parada, con guía incluído (que también recitará "No te rías de un colla") es en Uquía. Un pueblito de ruta más que de Quebrada, con una Iglesia que data del 1600 que tiene los originales de unas pinturas que fueron traídas y restauradas del Alto Perú de esas épocas. Las pinturas consisten en los denominados Arcangeles Arcabuceros. Son representaciones de cómo los aborígenes imaginaban a los angeles por esos tiempos. Más que interesante diría yo. En cuanto a cultura, creencias, religión y arte. Es como un combo de interés. De todas formas hay mucha gente a la que todo eso le importa un bledo. Calculo que también es normal.

Seguimos viaje. El próximo destino es la señalización del Trópico de Capricornio. No crean que está la línea punteada en el piso eh. Parece una aclaración pelotuda pero una vez escuché a alguien preguntar dónde estaba dicha marca. Demasiado sutil. A decir verdad, hay un monolito que indica dicha zona, y un cartel verde de ruta con esa leyenda. Sigamos. Parada de rigor cerca de Tilcara para cargar termos, comprar algunos sólidos, y luego será turno de la foto en ruta frente al 7 colores. Linda postal. Y ahi sí. Pisa el acelerador y nos bajamos en las Salinas.

Las Salinas Grandes son un tema aparte. Es un lugar que personalmente me gustó mucho la primera vez que lo visité, a pesar del viento y el frío que hacía. Y del extenso que viaje que requiere desde la ruta, a través de la Cuesta de Lipán (en honor a Tomás, el cantante), hasta llegar a la meta. Pero tiene un sabor especial (más allá del sabor salado). Es un paisaje único. Raro. Poco habitual. Porque si bien es desierto de sal, no creo que un desierto de arena tenga una imagen parecida. Las pocas construcciones que se levantaron ahí son, lógicamente, de sal. Trabajan en las Salinas gente de escasos recursos, de sol a sol. Niños, jóvenes, adolescentes, adultos y veteranos. Sin distinción de edad. La mayoría de la gente viene de San Antonio de los Cobres, pueblo situado a menos de 50 km de allí. Se manejan en bicicleta, o en algunas camionetas que hacen las veces de transporte público en la zona. Parece que la forma de trabajo es onda cooperativa, pero no quedan del todo clara las formas. Sí queda claro que ganan la moneda para la subsistencia. Los chicos en gral dejaron la escuela para volcarse al trabajo. Es un poco complicado el asunto. Nada de elecciones. Más bien obligaciones. Es un lugar que conserva cierto tipo de magia para mí. Pero bueno, es una apreciación subjetiva. Un poco personal. Este año le agregamos un poco de pimienta. Apenas bajamos del micro un tipo pisaba un cuero. Le puse el grito y me habilitó el balón, del cual no me despegué hasta volver a subir al cuatro ruedas. Entre pases, cambios de frente, jueguitos y corridas pasó más rápido la estadía ahí. Cuando me di cuenta, ya estabamos volviendo. Lo mejor de todo fue que ésta vez conocí Salinas cálidas. No corría ni viento, ni brisa, nada. En pura remera estabamos todos. Mejor, imposible.

Y anclamos en Tilcara. Nuestra última estación para pernoctar tres días. Un albergue a cuatro cuadras de la plaza, y a cuatro cuadras del Hotel del Turismo, donde estuve en mi primera visita allá por el 2001. Cuartos de 5 , 3, 8, muchas personas. Ésta vez, Maxi se aleja de nosotros, y así mantenemos casi la misma formación que en Humahuaca (Seba, Colo, Marce, Pelado y yo). Que caripelas. Aromas matinales que bien podrían estar contenidos en un Poett. Mención especial para Marcelo. Un jugador distinto. Nunca vi nadie con esas capacidades, pero bueno, ese es otro tema. Después de tocar un poco con Marce y Martín con unos vagos que estaban parando ahi, que eran de Flores y tocaban por éstas fechas en un pub, cenamos y salimos a recorrer un poco la noche del pueblo. Terminamos en la YPF con un borracho local que nos invitaba a su casa, pero estaba muy jugado y desvariaba bastante. A la vuelta, hubo batucada en la pieza. Unos buenos sonidos y el punto de fusión entre pandeiro y bongó. Creo que fue realmente la primera vez donde hicieron conexión. Y después fue todo más fácil.

Así terminaba el día, y la nueva primera impresión (ya la tercera en mi haber) de Tilcara. Mi preciado pueblo de Tilcara. Hay algo mejor en algún lugar? Yo, todavía, no lo conozco.

miércoles, 9 de agosto de 2006

Invierno 2006 : NOA y más

Una vez más, y ya por quinta vez, el Ruphay me sumó entre sus filas. Por segunda vez consecutiva, y tercera en mi vida, me aventuro al NOA. Una vez más en búsqueda de mi lugar en el mundo. Para los que me conocen creo que ya no hace falta que aclare cuál es, y los demás, se quedan con las ganas. Es bueno que mantengan un poco la intriga. Desde el viernes 28/7 al domingo 6/8; una nueva historia viajera que despertaba de la modorra. Pasó un poco de ésto...

Viernes 28/7

21:30, horario de encuentro en la facultad con rumbo norte. Una nueva vuelta a las bases de la cultura aborígen y las huestes de un mundo que nunca imaginó desembocar en lo que hoy en día conocemos como planeta y sociedad. Nos volveríamos a encontrar con gente desconocida en busca de nuevos lazos y con viejos conocidos que harían más ameno el viaje. A decir verdad, sólo conozco a algunos viajantes (Maxi, Colo y Romina) pero vuelve a viajar Guille (Willy) al mando de la cocina, coordina Andrés, y Graciela y Rafa alegan venir de vacaciones. Se sucede la presentación de las cuarenta y pico de almas arriba del micro, caramelo va, caramelo viene, y así pasan los primeros momentos. No puedo imaginar todas las puteadas internas (más las externas) que me tiró la gallega cuando le otorgué el dulce trofeo. Era necesario.

Primera parada, San Nicolás. Nada de virgen. Algo al estómago, cena mediante, y luego volvemos al bólido para dormir y pasar un poco la noche.

Sábado 29 de Julio

Es el cumpleaños de mi hna. Y yo de gira. Igual de buen tipo que soy le dejé el regalo ayer antes de irme para conformarla y que no sufra mi ausencia (como si la sufriera...). El viaje sigue su curso normal y desayunamos en Santiago. Después de almorzar, y de todos los clásicos entretenimientos a bordo, en los cuales "Los Angeles de Coco" se vieron victoriosos (me pregunto yo por qué la yegua de Vivi se clavó las Magdalenas sola y ni las entregó), arribamos a Salta. Salta, la linda. Es la traducción exacta de su nombre, exacta y literal. Esa fue una de las cosas que no sabía de la provincia de Martín Miguel de Güemes y Ricky Maravilla y aprendí ésta vez. Siempre se suman buenos datos. Nos alojamos tal cual el año pasado en la Secretaría de Deportes de la ciudad, una onda CENARD local. Un poco cansados del viaje, nos acomodamos en las populares habitaciones y nos dispusimos para la cena. Antes de salir de gira, pintó la música (http://www.youtube.com/watch?v=JQqEnieKjKo) y después de cenar, fuimos en búsqueda de peñas por "la Balcarce", una de las calles céntricas y dónde está toda la movida de la noche salteña. Hubo división de grupo, locales llenos y terminamos en el pub "Etc". Muy poco autóctono. Creo que lo único que había de Salta ahi eran borrachos. Yo había estado ahi el año pasado. Es más, casi no me dejan entrar. Finalmente estuvo bueno y por eso me surgió recomendarlo para aventurarnos ahi esa noche. Y no me equivoqué. Fue un éxito. La pasamos realmente bien animando la fiesta salteña. Dijimos que el pelado cumplía años y dale que va. Cinco o seis veces el lugar entero lo ovacionó. Y el elevó sus manos cual Perón en 17 de octubre. Fue la noche de "La banda del Chapulin" (Eu). Finalmente, y luego de resaltar toda la noche, nos llevamos una birra fría antes de irnos. Y a dormir.
Al volver, una de nuestras femeninas integrantes, la cual se había tomado hasta la molestia, estaba un tanto desbocada, y poco más entra a los gritos limpios al polideportivo. Cuando llegamos, el sereno nos mira, y siendo las 4 Am ella le propone un "Buenos díiiiiiiiiiiasssss". Triste escena. Mañana será otro día.

Domingo 30 de Julio

La gris mañana pedía quedarnos tapados hasta cerca del mediodía. Pero la excursión pactada el día anterior indicaba Cachi como destino dominical. Entre el frío, las nubes y un veloz desayuno, salimos en tres combis con un guía por habitáculo, y a subir la cuesta. El sujeto que nos hablaba realmente contó algunas cosas interesantes, localistas, defensoras de lo propio. Igual dijo la misma mentira que todos los salteños, cuando hace referencia a que su provincia es lo mejor del NOA. Error. Retrocede dos casilleros.
De un momento a otro empezamos a atravesar las nubes de abajo hacia arriba, y el día se va despejando. Es una vista privilegiada. El desierto de nubes queda atrás y las fotos son cuadros.

En la ruta nos encontramos con Andre, que ya sola en la región estaba yendo al mismo destino. Grata e inesperada sorpresa. Volveríamos a encontranos en el pueblo, con mini caminata incluída. Volvamos al relato...
Llegamos al pintoresco pueblito luego de un rato de camino y de chistes santiagueños en estéreo. El almuerzo lo tomamos en una suerte de restaurant próximo a la plaza. Ahí clave un cabrito al horno, junto con Lucila, y los demás le entraron a las empanadas, y hubo otros que pidieron pastas y locro. Recorrimos alrededor de 1 hora y media el pequeño grano de montaña, y emprendimos el regreso, por la Ruta del Tin Tin, si no falla mi memoria en la denominación.

Al volver a la ciudad, subimos en Teleférico el Cerro San Bernardo. Yo lo había hecho de día y estaba bueno. De noche también resulto así. Estaba bien fresco. Fue una visita breve pero no por eso menos efectiva. Hubiese estado bueno bajarlo o subirlo caminando a esa hora (me gustaba más la última opción), pero en esa idea estaba más sólo que Hitler el día del amigo. El frío y las ganas de llegar intimidó un poco a la gente.
Por la noche si fuimos en busca de una peña. "La Panadería" nos recibió con los brazos abiertos. Estaban cantando cuatro mujeres, de las cuales la estrella era una gordita de Cerrillos con gran caudal de voz y un poco de carisma para animar a los turistas. La "china" y el gaucho que bailaban adornaban los temas y levantaban al público cuando lloraba la chacarera. Dicha oriental autóctona vino a por mí al piso de arriba y me invitó a bailar. A lo cual por supuesto no me negué. Y tuve que paletearla un poco, y recordar cuando en cuarto y quinto grado bailé Pericón. El gaucho se ortivó y no me tiró ni un centro, pero la china era amigable y seductora, y supo guiarme a través de los minutos. Dio la casualidad que el pelado seguía cumpliendo años. Así, desde mexicanos hasta pampeanos le cantaron el feliz cumpleaños. El pelado también bailó. También el Colo, que tiraba taquito domador, le faltaba el caballo y el payador de Jesús María. Y así transcurrió la última noche en Salta. Al otro día quedaba un mediodía, y nos ibamos al Zapato.

Lunes 31 de Julio

Vamos de City Tour. Saquen las cámaras mis japoneses amigos. Flashes listos que empiezan las iglesias. Hubo muchas quejas y resoplidos por tanto templo católico. Pero al menos a mi me cabe conocer la parte histórica de cada lugar que visitó. Será que disfruto esa materia en general, por eso no me disgusta. El guía iba con megáfono a fondo y nosotros tras él. Eso si me choca un poco. Contemplamos en la Catedral local dos imágenes de Cristo y la Virgen de la Merced, empotradas en el altar específicamente porque se desarrolla una ceremonia particular una vez al año, donde todos los niños de los establecimientos escolares provinciales visitan la Iglesia Madre y veneran las imágenes. Donde no pudimos entrar fue al museo arqueológico, donde dentro de poco exhibirán las momias de ... de ... se me fue el nombre. Georgi se moriá por entrar y su cara empalideció cuando le dijeron que justo los lunes estaba cerrado. Pintaba interesante y nos dejaron con las ganas. También pasamos por una casa histórica que supo ser sede de la presentación de las quinceañeras de familia Patricia (alta elite salteña) de antaño, y ahora es paseo de arte o algo así, algo fashion de la década del '90 o del siglo XXI.

Bueno, vamos para Jujuy, basta de Güemes, Chaqueño Palavecino y Tren de las Nubes. Pero antes, compras de rigor. Degustamos alfajores, compramos yerbas y condimentos, hojas de coca seleccionada. Pero Marce y yo no podíamos quedarnos viendo el bombo que yacía en los estantes y nada más. Optamos por llevar dos, y a otra cosa. Casi los sacamos por 30 pesos, que valían juntos 50. Pero el gordo vigilante que nos lo vendió, alertó al inocente cajero nativo y nos cobró $40. La batucada iba tomando forma. Los bombos se sumaban al bongó, al pandeiro, y que se pudra.

Ruta. Más Ruta. Charlas, música, varieté. Y ahora si, entramos en la provincia que indica el norte en nuestra geografía. Y la primera parada Quebradeña. Primer sitio que no tengo en mi retina. Y la verdad que me gustó. Tumbaya en silencio se rinde a nuestros pies. El viento y el gris del cielo lo convierte en pueblo fantasma. Parece totalmente deshabitado, pero descubro entre las persianas a gente que observa. Gente que no se quiere dar a conocer por conservar lo suyo y mantenerse al margen. Caminamos cuesta arriba hasta el cementerio local, que como todos los de la zona, se ubican en lo más alto de los pueblos, en los cerros, de acuerdo a una creencia de cercanía de las almas con el firmamento, a modo de conexión y descanso de las mismas. Más que interesante desde mi óptica. Dimos unos giros por las manzanas, la iglesia, y tiré unas fotos con un changuito que compraba fruta para su flia, no pasaba los cuatro años, y me preguntó si me quería sacar una foto con él. Acepté gustoso. Y guardo así ese recuerdo. Grato, muy grato. Otra de las charlas que calculo será difícil olvidar en el tiempo.

Esa tarde también paramos a sacar fotos en la ruta, justo frente a Maimará, donde varios chicos te acercan un souvenir con un papel con la dirección de una escuela necesitada de útiles, ropa, y todo lo que seas capaz de enviarles. Las necesidades son grandes, y todo sirve ahí. Recuerdo gente llorando el año pasado en este mismo lugar. Es un poco duro.

Finalmente, Humahuaca nos recibe. En el atardecer, un colla (o coya, también escrito así) nos recibe luego de pelearse con otros amigos en la entrada de la ciudad para ver quien es el que sube al micro a ganarse unos pesos. Nos cuenta de la ciudad, de las actividades (económicas, comerciales y educativas), anécdotas de cuando la selección perdió contra el equipo local 9 a 1 aclimatándose para una Copa, y muchas cosas más. También recita dos poesías (que transcribiré más adelante). Nos hace una recorrida por la plaza y nos comenta algunas costumbres que también serán detalladas luego. Es un breve reconocimiento de nuestro lugar por dos días. También entramos a la Iglesia, y conocimos al reconocido (y permitanme redundar) padre caritativo del lugar, que ha ayudado mucho a la gente y se ha preocupado a través del tiempo porque la región progrese (http://www.clarin.com/diario/98/11/22/e-05301d.htm). Esto que digo no es conclusión mía, si no de un lugareño que nos supo contar algunos detalles e hizo referencia de esa manera al padre que cito.

Dejamos los bolsos en el albergue y caminamos otro rato. También escuchamos a un hombre hablarnos de la vida en Humahuaca. Un tipo que supo ser comisario de la zona, y que se yo cuantas cosas más. Sumé a mis charlas localistas, un purrete que de Jujuy se fue a probar a Estudiantes, y volverá por más en Diciembre. Zurdo enganche, tímido con la voz, pero seguramente desenfadado con el cuero en los pies.

miércoles, 26 de julio de 2006

Primeros dos días: Norte '05

16 y 17/07/2005

Comenzó la aventura .El sábado16/7/05 a las 12:30 (por culpa de Emanuel que llegó tarde; el muy hijo de puta pensó que nos íbamos a las 10, pero de la noche) empezamos la travesía hasta el norte de nuestro gran país. El primer destino es la localidad jujeña de Lozano; donde nos espera la hostería “Las Vertientes”, a tan sólo 20 Km. de la capital de la provincia.-


[...]

El viaje empezó muy lento, el chofer parece que no encontraba el acelerador y a eso de las 4 hs de viaje llegamos a San Nicolás para almorzar; lo cual para la parte de la vecindad que viaja está demás, porque ya le habíamos entrado duro y parejo a las milanesas de Laura y las empanadas de Natalia.

[...]

La noche fue complicada. La parcial vecindad se sentó en los cuatro asientos frontales del micro, contra el ventanal, por el cual pasó todo el frío de la ruta, y nos congelamos… personalmente me costó mucho dormir, y al rato que lograba conciliar el sueño, mis congeladas piernas me recordaban la temperatura de ambiente. Igualmente la sensación de hipotermia y principios de congelamiento fueron generales. Las paradas siguientes fueron en una localidad Santiagueña que no recuerdo el nombre (era algo de Ceres, o muy parecido a eso), y en Güemes, Salta, para desayunar antes de arribar a Jujuy. Los cordones montañosos ya asomaban a la luz del sol matinal.-

[...]

En teoría, nos dirigiríamos en combis hacia las Termas de Reyes, pero oh casualidad… las combis “se rompieron”, y había que pagarle a los antipáticos choferes, unos 15 pesitos para que nos alcanzaran hasta la zona de influencia, y luego nos devolvieran a la hostería. A decir verdad eso nos disgustó un poco a todos, pero bueno… 15 pesos, caja de empleados, y emprendimos el viaje. El día no era favorable, predominaba el aire fresco y el cielo gris formato Londres, sólo faltaba la neblina. La excursión constó de una caminata rodeando las termas (algunos pocos se introdujeron en las cálidas aguas), una suerte de cumbre-mirador muy buena, el descenso, y finalizamos con un café acompañado de unos tostados y facturas para terminar la tarde. Esto último fue en el hotel de las Termas, que se ubica a un costado de las piletas populares. Tiene sus propias piletas, claro que por otro precio. Allí fue dónde vimos al gran historiador argentino, Felipe Pigna, a quien tuve la suerte de tener de profesor en el colegio en 3er año. Educadamente y sin intentar perturbarlo, me aproximé a saludarlo. Se encontraba con sus hijos y otro sujeto. Lo felicité por su libro el cual aún permanezco leyendo, y le dije que había sido su alumno. Ni fotos ni autógrafos.-
Así, luego de cenar, y con alguna que otra sorpresata, finalizaba nuestro primer día. Aprobado.-


18/7/2005


La noche anterior nos desayunamos con que el lunes era nuestro primer día libre, por lo cual no había nada planeado, y tampoco existía la alternativa “Ruphay”, como en los otros viajes, en dónde para el lado que salieras caminando encontrabas algo para admirar. Acá esa opción no existía, porque si bien la admiración es constante, los paradores y pueblos están distantes entre sí y a veces cuesta un poco llegar de un lugar a otro. Con ésta novedad, se presentó Walter con Juan Pablo, guías de un hostel de la capital, a mostrarnos y ofrecernos algunas alternativas de excursiones para hacer el lunes (hoy) y el miércoles, que también había pasado a ser libre. Qué loco, no? La expresión popular en el comedor era el asombro. De tener todos los días ocupados, ya teníamos dos libres. La opción era el Parque Nacional Calilegua, dónde encontraríamos la selva de Yungas; y para el miércoles las Salinas Grandes.-
Acá surgió una de las anécdotas más jugosas del viaje. Walter nos comentaba que podíamos hacer Yungas a la mañana, y por un “PLUS” (la palabra clave) hacíamos Aguas Calientes a la tarde (otras termas). Nos estaba vendiendo LA excursión pero el tema monetario no lo tocaba. Agregaba que se podía hacer una el lunes y otra el miércoles, para disfrutar más los días, los paisajes, etc. No pude esperar a que lo diga él, y en voz alta dije: “Disculpame, cuánto nos saldría el “PLUS”, como para ir redondeando la charla”. Hubo risas. Me respondió que haciéndonos un precio especial por ser muchos, lo más barato era $50 por excursión. En vez de decirte $100, te dicen 2 por $50, es más diplomático y duele menos. Mientras los 42 mortales intentábamos dilucidar la actividad que íbamos a elegir, él caminaba el pasillo de la recepción incansablemente, como padre primerizo, sudoroso e intranquilo en la puerta de un quirófano. Había que formar grupos de 15 personas o más, porque las combis requerían esa capacidad. Cuando empezamos el recuento éramos 18, por lo tanto, nuestra propuesta era 18 en una sola combi, y $80 por las dos excursiones. Con Gustavo y Seba le acercamos la propuesta. Walter y JP nos dieron la negativa, alegando que por ese precio deberíamos casi completar dos vehículos. Insistente, Seba pregunta si no podíamos ir los 18 “apretaditos” (dixit) en una, a lo que los guías se niegan nuevamente, por motivo de los controles policiales y de gendarmería en ruta. Nos miramos los tres, y cómo si nada, Seba me dice “Bueno, de última bajamos a tres y listo”. Tsunami de Chanes. Un grande. Un visionario. Después de pensarlo un rato a la noche y charlarlo con la habitación 8, nos descostillábamos de risa imaginando la situación. Es decir, cómo le decís a alguien que se tiene que bajar de una excursión? Algunas de las soluciones propuestas:

a) “Hoy en la hostería cocinan llama! Yo me parece que me quedo, me haces la gamba?”
b) “Che, el sol está fuertísimo afuera. Vos que sos blanquito/a por qué mejor no te quedás leyendo algo acá?”
c) “Vos cuando preguntamos quién venía dudaste, te toca quedarte por inseguro/a”

Y muchas más…La cosa es que era mejor tratar de convencer gente para que se sume, a ir tachando nombres y atravesar esas situaciones. Finalmente, el batallón se completó. Éramos 27. Increíble pero real. El destino del lunes que relato fue Las Yungas, y el miércoles nos esperaban las Salinas, todo por el mismo precio.
Así, partimos las dos camionetas a las 9 de la mañana desde Las Vertientes. Paramos a comprar algunos víveres y agua en una YPF de las afueras de San Salvador y seguimos camino. De repente en la distancia, veo que el tránsito se amontona y se prolonga una fila a lo largo de la ruta. Frena la combi, se baja Walter y lo sigue JP. Y allí estaban ellos, algunos con sus caras ocultas tras pañuelos, gomeras y palos en mano, sentados en el medio de la ruta. Si, Piqueteros. Me sentía en el epicentro, en el lugar donde surgieron todos estos movimientos. De hecho los primeros que recuerdo habían sido en Tartagal, no tan lejos de ahí. Tras un diálogo, vuelven los guías. Les habían dado una ruta alternativa para pasar hasta el Parque Nacional. Retrocedemos, y seguimos viaje por otro camino. Pero reincidimos. Nos vuelve a tomar por sorpresa otro piquete. Diferente al anterior. En este caso, me bajo atrás de los guías para ver de cerca el asunto, escuchar el motivo de los reclamos, o algo semejante. Gustavo vino conmigo, y fuimos con cámara en mano cual periodistas de la CNN en Bagdad. Walter exaltadísimo, se queja contra los manifestantes. Les dice que no puede ser que le indiquen un camino y se vuelva a encontrar con otro grupo de piqueteros. Que se pongan de acuerdo. Le dicen que en 10 minutos levantan la protesta. Se da vuelta hacia las combis, increpándolos en voz baja. En ese momento, uno de los sujetos con gomera, dispara contra una chapa, a lo que Walter reacciona y dice “hacete el loco con una gomera, voy a bajar el fierro de la camioneta y los voy a reventar a todos”. Lo callan por lo bajo. “¿Quién me chista?”-dice completamente enajenado. Y prosigue “Los boludos somos nosotros que no los pasamos por encima”. Se levanta el movimiento en la hora convenida. Los automovilistas insultan, pero aceleran para alejarse de una vez por todas de ese lugar. Y más adelante el colmo, el tercer piquete consecutivo en menos de 90 minutos. Ya estábamos completamente incrédulos. Eran muchas menos almas en la protesta. Pero estos ya me desagradaron para ser sincero. No pedían otra cosa más que Planes Jefes y Jefas de hogar, es decir, el incremento de los mismos que ya poseen por obra y gracia del señor, sin siquiera mover un dedo para recibir estos “subsidios” que no hacen otra cosa más que fomentar la vagancia, y hacer perder al ser humano, la dignidad del trabajo y el esfuerzo para ganarse el pan. El líder de este grupo, con campera de cuero, borcegos, y las manos plagadas de anillos. Sentí muchísimo rechazo en esos instantes. Las docentes del grupo le intentaban hacer entender que eso no conducía a ningún lado, que no eran los medios para protestar; al mismo tiempo que otros se sacaban fotos con ellos, y tiraban piedras y maderas avivando el fuego de los neumáticos ardiendo. Mezcla de sensaciones. Finalmente también se levanta la protesta.
Seguimos camino y nos aproximamos cerca de la localidad de Ledesma, tierra de “azúcar, caña y buen sol” según indica la canción, y lugar de origen del “burrito” Ariel Arnaldo Ortega. Allí observamos las extensiones del cultivo de caña, predominante en la zona. Ahí es dónde se ubica la empresa que lleva el mismo nombre que la localidad, que es la mayor productora de caña del país, y que se utiliza, entre otras cosas, para pasta de papel y celulosa. Bajamos de la combi en una estación de servicio que se ubica justo frente a la empresa y sus tierras. Se siente un fuerte olor, muy parecido al de las aceitunas, pero con mucha mayor intensidad y profundidad en los pulmones. Al principio molesta. Fotos de rigor. Y a la camioneta nuevamente, sin escalas hasta el Parque Nacional.

martes, 18 de julio de 2006

De Teutones y Pampa Húmeda

Una vez más, no se pudo. Argentina se perdió en la ruta dos estaciones antes. El camino hacia la Copa terminó de una manera un poco extraña. Nos quedamos con las manos vacías, otra vez.

Todo parecía ir encaminándose de a poco, sin brillo pero con un fútbol in crescendo. La manija que tanto nos promocionaron nunca mostró lo que había venido haciendo antes del comienzo del torneo. Sólo tuvimos que conformarnos con una asistencia contra los africanos, y después relajarnos y "disfrutar" de su fútbol mezquino. El capricho nunca tuvo fin.

Y para colmo nos tocan los locales. Y empezaron las especulaciones... que estaba arreglado, que el árbitro nos iba a perjudicar como Codesal en el '90, y que se yo cuantas otras cosas más. Una de las figuras visitantes declaró en los medios que "Argentina tiene la desgracia de cruzarse con nosotros". Pusieron hasta una bandera en un balcón que titulaba "Adiós Argentina". Y algo de eso hubo. Tuvimos la desgracia de que el árbitro, a pesar de no cobrar ninguna barbaridad como aquel mexicano en Italia, inclinó la cancha los 120' y tuvo una tendencia claramente localista, en la mayoría de los fallos. Pero no fue una desgracia cruzarse con los teutones. Argentina estuvo muy cerca de dejarlos con las ganas en la mismísima Berlín, pero no se pudo. La lotería de los penales no nos tuvo en sus planes. Esperábamos ver al Segundo Goycochea en la historia del fútbol argentino. Quien supo llevar a los innombrables a muchas finales, y ser gran responsable en muchas de esas victorias. Todos esperábamos verlo rendir en éste tipo de definiciones para aprovechar de sus ventajas a la hora de los tiros desde los doce pasos tan temidos. Pero ni siquiera eso nos salió bien. El bueno del Pato se lesionó en una jugada desafortunada y afuera. Entró Franco, y tuvo que atenerse a las consecuencias. 2-4 en penales convertidos, y nos volvemos a casa. Dos pasos antes que en el '90, uno después que en el '94, en la misma instancia que en el '98 y dos fases después que en el olvidable '02. Pero nos volvemos otra vez, con la manos llenas de nada.

Sólo me restaría pedir que el proceso siga su rumbo, a pesar de que el D.T. ya anunció el fin del mismo. Me resta resaltar la tarea de Ayala, líder y empuje del equipo, con una actuación destacadísima; los huevos de Mascherano, quien supo ir claramente de menos a más, y de Sorín, capitán surcador de banda izquierda; el fútbol y las ganas de Maxi Rodriguez, que nos hizo ilusionar con esa bomba y nos depositó en cuartos; la picardía de Saviola en la primera fase y la recuperación que supo aportarle a su ya conocido talento ofensivo; la desfachatez y la gambeta de Tevez, que nos llenaba el ego argento y maradoniano que recorre nuestras venas; la última chance de Crespo, que cumplió como pudo con su cuota de gol tan solicitada, y la presencia, el talento y el fútbol desplegado en cancha por Pablito Aimar y Lio Messi, quienes merecieron acariciar por más tiempo la redonda, que tan bien tratan, que tan bien pisan, pero no podían jugar todos. Y Pekerman eligió otras opciones.

Argentina murió de pie. Todos creemos y seguiremos creyendo que se pudo haber ganado. La invasión de tristeza y amargura fue inevitable. Y es lógico. Pero se volvió a demostrar que somos potencia en ésto del once contra once. Que somos locales en cualquier parte del mundo. Que el himno va a sonar y se va a sentir aunque no nos dejen cantarlo entero. Aunque no traigamos la Copa, sabemos que Argentina es Argentina. Y ya volverá el día, que ojalá sea pronto, en que todos los demás tendrán que volver a mirarnos desde abajo.

30/6/06

Glaciares: Segunda Parte

Miércoles 1 de Febrero de 2006:

Era el último día en El Chaltén. A las 18 salía el micro con destino a Río Gallegos. Necesitábamos algún plan corto para después del mediodía y con esa hora como límite. Nos tomó la mañana el armado de mochilas y un pequeño reaprovisionamiento. Es así, que después de algunas recomendaciones de la gente del hostel fuimos hasta el Cañadon del Río de las Vueltas, a tan sólo 7 km del pueblo.
Cuando iniciamos el camino, a los 2 km un viejo nos levantó con su camioneta, y nos acercó hasta el borde del sendero, que nos dejaba a 5' de nuestro destino. La señora que nos recomendó esto, lo hizo con 2 pautas: la primera, que si había mucho viento no nos fueramos a acercar mucho porque era peligroso, y la segunda, que llevaramos preparada la cámara de fotos para ver y fotografiar los cóndores que siempre sobrevuelan el cañadon. A pesar de ello, el flaco del hostel nos dijo que el lugar era muy lindo, pero que ninguna de las veces que había ido, vio un putísimo cóndor. Igual, teníamos esperanzas de ver alguno. Ilusos.
La verdad que la vista del cañadon con el Fitz de fondo era linda, aunque el lugar en sí no era nada del otro mundo. Un lugar muy ventoso, tal como nos habían dicho, lo que muy al borde lo hacía un tanto peligroso, pero no hubo mayores inconvenientes. La desilusión fue no ver a esos pajarracos, pero bueno, quedará para el zoológico en Plaza Italia, un poco más cerca de casa que ahora. Desde que volvimos y durante el viaje y después, Andrea sigue preguntándome por los cóndores.
A las 18, tomamos el micro de Taqsa destino Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, para llegar de madrugada, dormir, sacar pasaje a Ushuaia, y así seguir rumbo para conocer uno de los lugares que desde que tengo uso de razón quiero visitar: la ciudad más austral del mundo.

Jueves 2 de Febrero de 2006:

3:30 arribamos a la ventosa (muy ventosa) y desolada terminal de la ciudad de Río Gallegos. Eramos pocos pasajeros que viajamos perturbados por dos infantes y su procreadora; que al parecer tenían mucho de que hablar. Una chica nos preguntó a dónde ibamos, y cómo era más barato para todos, abordamos un taxi los tres. Nos contó que era de otro lado (creo que de Córdoba) pero estaba trabajando ahí por el momento. Nos bajamos saludando y entramos al hotel. Al rato ya estabamos durmiendo. Si no eramos los únicos huéspedes en el edificio, pegaba en el palo.
El cuarto estaba bueno, chiquito pero bueno. Igual, nos dormimos a la brevedad porque estabamos cansados por el extenso viaje. Nos levantamos cerca de las 8 AM para ir a la terminal. Estabamos informados de falta de pasajes por una semana, pero igual teníamos esperanzas de conseguir para esa misma mañana o tarde (vieron que nunca perdíamos esperanzas de nada no?). No fue así. La terminal estaba abarrotada de gente, y la mayoría con nuestra misma hoja de ruta. El problema mayor, es que el trayecto Gallegos - Ushuaia lo hace una sola empresa (Tecni-Austral), y con un solo horario (8:45 AM). Así, es que me acerqué a preguntar y averiguar para cuándo había lugar. Me dijeron que para el servicio del viernes había disponibilidad. El tema es que con 12 hs de viaje incluyendo el ferry para llegar a Tierra del Fuego, perdíamos otro día más, y una de las noches reservadas en el camping de Ushuaia. La bronca inicial fue casi natural, el no saber qué hacer, porque debíamos estar otra noche en Gallegos y pagar otra vez por alojamiento, lo cual era perjudicial a nuestros efectos de gastar lo menos posible en todo el viaje, y de irnos rápido de la capital de la provincia presidencial. Pensamos que una de las únicas alternativas viables que nos quedaba era recurrir al transporte aéreo, asi que después de llamar desde la terminal a LADE (Líneas Aéreas del Estado) y Aerolíneas Argentinas, decidimos ir al centro para consultar salidas de vuelos de la aerolínea estatal.
Nos tomamos un bondi frente a la terminal, con todos los bártulos a cuestas, y nos bajamos a una cuadra de LADE. Todos los santacruceños del colectivo nos indicaron todo para llegar hasta ahí, facilitándonos el asunto. Gente copada la verdad. Después de preguntar, finalmente sacamos ida y vuelta por LADE, para el viernes a primera hora. Si bien saldríamos el mismo día que con el micro, en 40' (sí, cuarenta minutos contra doce horas) estaríamos en Ushuaia. Ahora bien: a dónde ibamos a dormir?. Andrea se acordó que su tío le había dicho que en Diciembre 2005 cuando él viajó, tuvo que dormir con gente de un colegio salesiano del lugar que lo alojó; es decir, le prestaron un lugar para quedarse esas noches que estuvo varado por todo el quilombo de Aerolíneas en esa época. Lo llamó y le preguntó referencias. Dio la casualidad que ese colegio (el Don Bosco) estaba a dos cuadras de nuestra ubicación en ese momento. Así que fuimos a caretearla. Después de unos minutos que Andrea estuvo explicando la situación a la persona que nos habían referido, obtuvimos la dirección de la chacra del colegio, de la que se hacía cargo el cura del mismo. Al salir para conocer el centro, éste parroco nos detuvo para decirnos que a las 19 estuvieramos ahí en la puerta, que él nos llevaba hasta allá cuando alcanzaba al casero al mismo lugar.
De ésta manera, con noche asegurada, nos fuimos a recorrer Río Gallegos. Fuimos a Thaler (la agencia de cambio de un cliente mío que me ayudó mucho en la planificación del viaje), a la costanera, a comer, al museo de ciencias, y al mejor lugar que visitamos en ésta ciudad: el museo de Malvinas. Es básicamente un museo que recoge un gran pedazo de ésa historia; con elementos originales, testimonios escritos de los soldados (cartas, y esas cosas) y documentos periodísticos, archivos de la Nación, y otras tantas cosas de la época. Allí nos recibió una señora (algo así como referente del museo) con la que estuvimos charlando un rato acerca del tema. Sin dudas, en algunos aspectos, ella tenía una visión un poco particular sobre el tema, pero bueno. Esa es otra historia.
A las 19, luego de haber visitado el BBVA local para cambiar plata de Andre y pagar mi tarjeta que vencía, estuvimos en el colegio para ir a la chacra. El cura nos llevó en su para nada modesta Toyota Hilux hacia donde ibamos a dormir. Yo no tenía muchas expectativas. Pero parece que con ésta cosa de la religión los muchachos hacen buena plata, y no es joda. Todo sea por servir al señor y al prójimo. Gracias a este buen hombre y la comunidad salesiana dormimos en un duplex bastante bien equipado que sirve para la recreación de los purretes del colegio que la visitan, con lugar para jugar al fútbol y tres perros que la custodian, con uno de ellos bastante bestia. Resultó una noche de buen sueño, aunque en bolsa de dormir, pero sobre colchón.

Viernes 3 de Febrero de 2006:

El vuelo de LADE nos conduciría a la tan esperada Ushuaia, que debido a los percances ya nombrados, y valga la redundancia, se hacía esperar. La expectativa por un avión más y tan distinto al primero, era el pensamiento en esos momentos, al menos el mío. Era un avión más chico de la Fuerza Aérea Argentina (que también consta en fotos). Llegamos a Ushuaia en el tiempo previsto, con 10ºc en la ciudad, temperatura más que agradable para mí. Lo primero en sorprenderme de ésta ciudad a simple vista, fueron los cordones montañosos (precordillera incluída) que la rodean dándole un toque más de magia, como si le faltara más. Y lo segundo, fue el parque automotor. Mamita, que naves. Al parecer ésto es por la característica de puerto libre o algo por el estilo, algo así como exención de impuestos pero grosa. Al mejor estilo Fassi Lavalle pero legal. Un taxi nos condujo hasta el centro, donde buscamos info. turística para saber cómo llegar hasta el Parque Nacional, si bien alguna idea teníamos. Nos tomamos una combi del transporte especial de pasajeros "Passarella" (si si, como Daniel Alberto) que por $20 te daba un ticket de ida y la vuelta para cuando uno quisiera. Después de 3/4 de hora, llegamos al Parque. Muy silvestre la parte del camping, con muchos pájaros y conejos europeos (éstos últimos, animales importados a la patagonia) dando vueltas. Después de pagar las noches que ibamos a estar en el Parque acampando (grave error) empezamos a armar la carpa, inflar el colchón... instalarnos. El suelo estaba lleno de raíces por lo que se complicaron las primeras estacas. Se ve que nos veía con problemas. Me refiero a un chico (no tan chico) que nos facilitó un martillo para terminar (o empezar con) las estacas de la carpa en el rocoso suelo. Después de eso comimos, y terminamos de armar todo como corresponde. Viendo el panorama de actividades dado el horario (casi nulo era el panorama) nos tiramos a dormir una merecida siesta. Por otra parte, el tiempo no acompañaba. A la noche, cenamos en la confitería del camping, y al sobre, acostumbrándonos a lo fresco de la noche en esas latitudes. Mirá que para que yo diga que está fresco, por algo será.

Sábado 4 de Febrero:

Arrancamos relativamente temprano, con ganas de hacer alguno de los senderos del parque. Nos decidimos por el Hito XXIV (Límite internacional con Chile), a 4 kms del mismo. El día estaba nublado así que el sol no nos iba a acompañar en la caminata por el bosque, asi que salimos emponchados y encapuchados. El agua asomaba...

(continuará...)

lunes, 17 de julio de 2006

Diario de Viaje - Glaciares 06

A continuación, fragmento del diario del viaje realizado en Febrero del 2006 con la Srita. Gandolfi a la Patagonia Argentina. Destinos: Calafate, El Chaltén, Río Gallegos y Ushuaia. del 28/1 al 13/2

Domingo 29 de Enero de 2006:

Hoy no madrugamos; descansamos de los viajes de ayer (Bs. As - Calafate vía aérea, Calafate - El Chaltén vía terrestre), sobre todo yo, que en la previa al avión dormí sólo 3hs. Arrancamos a eso de las 10 y fuimos a desayunar. Después del café y las tostadas estuvimos preguntándole a una de las chicas de administración qué actividades podíamos hacer en nuestra estadía en este diminuto, pero no por eso menos imponente, pueblo patagónico. Al finalizar la mini-presentación de las opciones disponibles, fuimos a ver qué comíamos, lo cual culminó con unos sandwiches de paleta ("es más barata") y queso; uno per cápita, con sabor a poco. No había hambre. Por la hora que era, la Laguna Torre aparecía como el mejor destino. Me olvidé de decir que después del desayuno también fuimos hasta una de las "sucursales" de Parques Nacionales donde explican las características de la zona, igual que la chica del hostel.
En fin, tomamos el camino a la Laguna anteriormente citada alrededor de las 14. Según nos comentaron al volver, entre la ida y la vuelta, las 6hs de camino se reparten en 22 kms de caminata. Un camino bastante interesante con el Cerro Torre de fondo constantemente para terminar en la Laguna con una excelente postal, con base del glaciar incluído. Estuvimos volviendo a eso de las 20:30, merienda mediante en el mirador durante 20 min. de mate, café con leche y galletitas. Durante la vuelta vimos algunas liebres correteando por los senderos, con foto y todo.
Viendo qué y dónde cenaremos, arreglamos para mañana a las 10 hs un taxi, que nos faja por $20 (casi un peso por minuto hasta la Hostería del Pilar) hasta un punto donde empezamos a caminar. Destino: la Laguna de los Tres. Hablan de que el tramo final es empinado. Vamos a ver qué tanto.

Lunes 30 de enero de 2006:

Las 9 am fue el horario para levantarse. Nos tomamos el desayuno con tostadas y a las 10 el guaso del transfer estaba con su 4x4 para llevarnos hasta la Hostería del Pilar (sí, la 4x4 es el taxi del que les hablé) y así ahorrarnos 15 km de camino en subida. 10:30 ya estábamos en camino. Algo así como a los 5 minutos de caminar, nos cruzamos con una señora grande y sus tres hijas cuarentonas. La abuela arrastra 82 primaveras y caminando 4 hs por la montaña, muy grosa. Para colmo, nos contaron que se había caído recién y se había golpeado la cabeza contra una piedra (se dice que con una caída te "comprás el camino") y le sangraba la cabeza. Andrea tenía mertheolate en la mochila, por lo cual le ofreció ponerle un poco si no se quejaba y así fue. Después de saludarnos, seguimos camino arriba. La primera parada fue para almorzar; justo en el Glaciar Piedras Blancas; más precisamente en el mirador frente a él. Estuvimos alrededor de 15' ahí. Luego de las fotos de rigor y de disfrutar eso, más adelante llegamos a un mirador tipo descampado. ES-PEC-TA-CU-LAR.
Con un poco tiempo más de caminar, ya pasado el mediodía, pasamos al campamento Poincenot, empalmando el camino normal hacia la Laguna de los Tres. Yo ya no podía conmigo, asi que hice una parada en la letrina, justo detrás de un europeo que venía flojo de intestino. Vaya suerte. En fin, con la vejiga vacía, seguimos camino. Atravesamos el campamento, un arroyo y un puente; y enfrentábamos la parte más complicada del camino, un fuerte y prolongado ascenso hacia la Laguna. Se fue complicando cuanto más avanzábamos, y con igual dificultad se acrecentaba la inclinación. Andrea ya estaba muy cansada y acalorada, yo venía muy bien, quizás mejor de lo que podía imaginar previamente. Los hermanos españoles que conocíamos del hostel, se desencontraron, por lo que Carlos creyó haber perdido a Christian por el camino. Tenía miedo de que se hubiera lastimado o perdido y no encontrarlo fácilmente, por lo cual bajó y subió la cuesta dos veces, la segunda corriendo... con el "factor desesperación" encima. Al rato Andrea no aguanto el calor, por lo que se despojó del polar y lo guardó. En eso aparecieron bajando los hermanos juntos, y Carmen (otra española del hostel) con otra chica argentina que no conocíamos. Avanzamos por la pendiente con carteles de peligro y mucha piedra mojada. Seguimos pateando, y ya subiendo la peor parte del trayecto escucho: "Da, y mi cámara?" (a la vez que veo que se toca la cintura donde siempre llevaba la cámara colgando). Ahí se detuvo el tiempo y cruzamos mirada de desconcierto sabiendo que el aparato había quedado atrás en medio de la subida (cuando se sacó el polar). Lo que hice fue dejarla a ella sentada, llorando, ahí arriba y bajé todo lo que había subido, para ver si conseguía rescatar la cámara. Tenía alguna esperanza. Me acordé mucho del gallego yendo "a por" su hermano. Busqué y busqué pero no encontré nada. Volví arriba sin una gota de fuerzas y el llanto se incrementó. Yo no podía más con mi alma. No se la altura exacta de esa montaña/cerro pero estaba realmente destruido. Faltaba poco para llegar pero no quería saber más nada, pero a pesar de todo, subimos casi hasta el final. Tuvimos la mejor vista del Fitz Roy que pudimos tener sin haber llegado hasta la Laguna misma, y no nos arrepentimos. Aunque me hubiera venido bárbaro un pulmotor. Galletas de por medio para recuperar algo de energía (???), emprendimos la dificultosa llegada, con barro y agua incluída. Nos encontramos con un guía argentino que estaba al frente de un grupo de orientales; preguntamos por la cámara, y nada. No me quiero extender mucho sobre el tema. El punto es que luego de pensar y analizar si todavía queda gente decente en el planeta, llegamos al hostel comunicando la desventura a los demás viajantes. Se comentó el tema en el grupo de huéspedes y saltó la ficha de que Carmen y la otra chica argenta la habían encontrado. Ésta chica se iba a Calafate y avisó en Parques Nacionales de la cámara. Fuimos ahí al otro día y nos dijeron que estaba en Rancho Grande, el hostel del otro lado del pueblo. Allá fuimos y nos encontramos con la máquina, lo cual también quedó atestiguado con una foto para la eternidad.
La noche de éste 31 fue la primera comida "made in hostel" y le entramos a un suculento arroz.

Martes 31 de Enero de 2006:

Luego del asunto de la cámara fuimos por unas reservas a Stella Maris (supermercado local) y arreglamos nuestra próxima salida. Un lugar histórico, más que histórico, un lugar en disputa entre nuestro país y los trasandinos: el Lago del Desierto. Fuimos a comprar el ticket y comimos algo en el hostel. Después del almuerzo vino la combi por nosotros. El primer trecho fue hacer el camino al Glaciar Huemul; que nos llevaría luego del corto tiempo de caminata (unos 40') hasta la base del mismo. Realmente ese glaciar es espectacular. El verde de la zona, con el azul del cielo completamente despejado, el blanco del glaciar y el verde del agua de deshielo (toma ese color ya que arrastra minerales en su camino) era increíble. Después de la contemplación emprendimos el sendero al Lago. En el mismo, una vista impecable.



domingo, 16 de julio de 2006

Buscar y encontrar

Parece mentira, pero hay veces que nada importa. No importa cuantas veces pienses en que una situación se va a dar de una manera, cuando ya sabés el desenlace aunque estudies mentalmente las mil maneras y vericuetos posibles que se te ocurran. Ya sabés la definición, te guste o no. Y te comés la mente, a morir. Y diría que hasta hay un dejo de sufrimiento interior. Eso tampoco importa. Pero lo que si importa son los mandatos. Los mandatos suelen ser infalibles, en tiempo y forma. Si excediste lo pactado, se pudre el rancho. Y ahi agarrate. Por qué no lo podés hacer? Porque en el pasado nunca se hizo, cómo justo a vos se te va a ocurrir superar los plazos? Pero estás enfermo o qué te pasa? "Yo te avisé, y vos no me escuchaste", para decirlo musicalmente hablando. Claro... si el resultado estaba a la vista, puede uno ser tan necio con uno mismo y no darse la chance de ser diferente? De buscar alterar el mapa de caracteres que viene impreso desde la cuna? Se puede ser culpable de elegir diferente? Me parece que los jueces no están preparados para eso. Al menos después de sentenciar casos a su favor, y evitar que salte la banca porque sale el cero.Pero puede pasar. Me atrevería a decir que al menos una vez pasó. Y? Con qué nos quedamos? Nos quedamos con las estructuras y los prototipos, con las reglas y los deberes, con las presiones y los "tenés que". Es necesario? En tiempos de libertades individuales, de vuelos imaginativos, de expresiones no prefabricadas, te encarcelan el alma con barrotes de cristal. Barrotes tan gruesos que ninguna lima podrá quebrar. Esos barrotes que quisieras devorar con tal de correr al horizonte. Y tan solo (segunda referencia musical, pura casualidad) resta pensar. Dejar correr las rutas de la mente hacia el infinito... que lo toquen y vuelvan mil veces. Convencerse de que la verdad absoluta no existe, y sí las distintas acepciones de la misma. Dejar el egoísmo de lado y aceptar las alternativas, aunque no estén en mente, aunque sean desconocidas. Arriesgarse. Arrojarse si también es necesario. Si la llave no está cerca, meter los dedos en la arena hasta tocar el frío cobre que te llena de vida.Supongo que, a pesar de todo, la rigidez y lo que se debe terminan levantando la Copa. Y el resto nada. Nadie se acuerda de los segundos. Está confirmado. Nadie se acuerda de las opciones. De los distintos caminos, errantes o no. Se pierden, se desvanecen, se olvidan...se borran de la memoria. Y vos... vos tragás saliva. Una vez más, y van...Los pulmones te piden aire, la cabeza te pide paz, y el corazón resiste. Los augurios de placer pueden tan sólo ser letras encadenadas, y nada más. Pensabas escapar al sistema? Pensabas volar sin alas? Te equivocaste... pero no por soñador. Por ignorante diría yo. Porque una tijera filosa vale más que mil ideas.Porque ya a ésta altura deberías saber, que nadie puede volar con las alas rotas.

Tarde de Martes

El tipo parece haberse sentado hace horas. El escalón de la morada que yace a sus espaldas está frío. En Junio nunca podría pretender un escalón cálido, ni siquiera tibio. La barba de varios días le inunda la cara casi al mismo tiempo que el viento erosiona su cara y sus manos. Su perro tampoco es Lassie, ni mucho menos. Es el siempre bien ponderado callejero, perro fiel, vago, relajado. Su nivel higiénico está en terapia intensiva. Pero el sigue inmóvil, cómo si el reloj biológico y temporal estuviera detenido hace tiempo. Quizás no prueba bocado hace tiempo. De hecho es lo más probable. Considero que su dueño (si es que realmente lo es) no tiene los medios como para hacerle llegar un trozo de bife, o algo similar. Es más, no se si este último llenará su plato algún día de la semana. Quizás tampoco tenga recipiente para llenar, lo cual ocupa más del 75% de la torta de las posibilidades. Esa situación a la cual, paulatinamente, o quizás demasiado de repente, nos terminamos acostumbrando, como a lavarnos los dientes, a opinar de todo aunque no sepamos de qué se habla, a no pelear por nada mientras nos sea ajeno, y al "Algo habrá hecho...". Pero no es un dúo. El trío lo completa una pequeña radio de la cual sólo se escuchan murmullos de AM. Palabras cortadas, o melodías lluviosas, que también denotan información extra sobre el oyente.Toda la escena está inmersa en un contexto oscuro, sea de noche o de día, aunque yo solo la contemplé con la luna como testigo. La misma escena de la cual hablo se repite semanalmente, un rato antes de la cena. La primera vez fue noticia, la segunda la creí casualidad, la tercera la marqué como hábito, y la cuarta.. la cuarta ya fue distinta... la invasión de congoja es inevitable. La sensación de pérdida en esa instantánea de los últimos pasos hacia la entrada del lugar parece el prólogo del análisis mental posterior. Los trastes y las armonías musicales en el tiempo que sigue harán distraer la mente, que nunca se olvida de esos ojos que se pierden en la noche.... de esa vista que no se anima a mirar a la cara... de esa inmovilidad... y de esa alma que se perdió, quien sabe por culpa de quién.Se me ocurrirán miles de respuestas posibles. Desamores, desencuentros, desempleo, desinterés... Y creo que nunca daré en la tecla. En realidad no se si me interesa saberlo, me conformaría con que ese Déja Vú ocurra con menos frecuencia.

De Hospitales e Intervenciones

No son sensaciones muy gratas. Desde el mismo momento en qué el tipo te cuenta cuál es el problema y qué es lo que hay que hacer. Ya ahí te sentís para la mierda. Para colmo a él, como está acostumbrado, le parece lo más normal del mundo, y a vos parece que se te cae encima un piano desde un piso quince. Que se yo. Es una buena frialdad la de algunos. Ojalá cada uno de nosotros tuviera esa dosis para otro tipo de cosas, en distintas situaciones de la vida.Después te dice todo lo que tenés que hacer en la previa. Todo depende de qué problema tenés, ahi descansa la cuestión. Porque te puede tocar ayuno, te puede tocar medicación, te puede tocar tomarte una mezcla tipo brebaje que te limpia hasta el apellido, y qué se yo cuántas otras alternativas distintas te puede ofrecer el Sr./Sra. de guardapolvo blanco con el diploma colgado a sus espaldas.El papelucho que te da con su firma, sello y matrícula lo tenés que hacer pasar por otras manos que supuestamente lo "autorizan" a los efectos del uso. No se si pasó alguna vez que no lo autorizaran, pero no se me ocurren razones por las cuales podrían no hacerlo, asi que no se el porqué de ésta etapa. Aclaro: también en este estadío puede pasar que la manga de inoperantes que "trabajan" en las obras sociales te aseguran que el papeloide va a estar listo para tal día, y tal día cuando vos [agregado al cagazo padre que tenes por tu problema y por el tramontinazo que te están por aplicar] estás esperando dicha autorización, te quedas con las manos vacías y el culo en la mano.Finalmente, tenés todo. Estás listo para el sometimiento final. La parte más jodida de todas. Aca también tenés dos alternativas (esto ya se está convirtiendo en una especie de "Elige tu propia aventura"): podés tener "local" o "total". La local es como la versión soft. Te calma el, digamos, punto G de ésta cuestión, para que lo pases bien, no te duela, y de yapa escuches todos esos términos y diálogos inapropiados que te encantan, más en estos momentos. Y la otra te duerme, te funde, parece que te estuvieran dando un calmante para dormir a un toro campeón, esos con el anillo en la nariz. Y que Dios te ayude. Se te empieza a dar vuelta el mundo, y caes rendido con el suero puesto. Eso si, cuando te despertás a los cachetazos, supuestamente, no sentiste nada y parece que te arrancaron un pedazo de memoria. Un poco shockeante para mi gusto. Te tienden en la sábana celeste o blanca según la ocasión, y empieza el trabajo fino. Y ahi entregáte a Cristo/Jehová/Alá y todos los dioses en los que creas. Si se pueden sumar los Apóstoles también.Y bueno, después a lo sumo te hacen esperar un resultado, un análisis, una prueba... esa es la peor parte de todas me parece. Pero bueno, para qué te la voy a comentar. Seguro, alguna vez te pasó. Y si no, dale "grass grass grass, gracias al cieloooo".