martes, 18 de julio de 2006

De Teutones y Pampa Húmeda

Una vez más, no se pudo. Argentina se perdió en la ruta dos estaciones antes. El camino hacia la Copa terminó de una manera un poco extraña. Nos quedamos con las manos vacías, otra vez.

Todo parecía ir encaminándose de a poco, sin brillo pero con un fútbol in crescendo. La manija que tanto nos promocionaron nunca mostró lo que había venido haciendo antes del comienzo del torneo. Sólo tuvimos que conformarnos con una asistencia contra los africanos, y después relajarnos y "disfrutar" de su fútbol mezquino. El capricho nunca tuvo fin.

Y para colmo nos tocan los locales. Y empezaron las especulaciones... que estaba arreglado, que el árbitro nos iba a perjudicar como Codesal en el '90, y que se yo cuantas otras cosas más. Una de las figuras visitantes declaró en los medios que "Argentina tiene la desgracia de cruzarse con nosotros". Pusieron hasta una bandera en un balcón que titulaba "Adiós Argentina". Y algo de eso hubo. Tuvimos la desgracia de que el árbitro, a pesar de no cobrar ninguna barbaridad como aquel mexicano en Italia, inclinó la cancha los 120' y tuvo una tendencia claramente localista, en la mayoría de los fallos. Pero no fue una desgracia cruzarse con los teutones. Argentina estuvo muy cerca de dejarlos con las ganas en la mismísima Berlín, pero no se pudo. La lotería de los penales no nos tuvo en sus planes. Esperábamos ver al Segundo Goycochea en la historia del fútbol argentino. Quien supo llevar a los innombrables a muchas finales, y ser gran responsable en muchas de esas victorias. Todos esperábamos verlo rendir en éste tipo de definiciones para aprovechar de sus ventajas a la hora de los tiros desde los doce pasos tan temidos. Pero ni siquiera eso nos salió bien. El bueno del Pato se lesionó en una jugada desafortunada y afuera. Entró Franco, y tuvo que atenerse a las consecuencias. 2-4 en penales convertidos, y nos volvemos a casa. Dos pasos antes que en el '90, uno después que en el '94, en la misma instancia que en el '98 y dos fases después que en el olvidable '02. Pero nos volvemos otra vez, con la manos llenas de nada.

Sólo me restaría pedir que el proceso siga su rumbo, a pesar de que el D.T. ya anunció el fin del mismo. Me resta resaltar la tarea de Ayala, líder y empuje del equipo, con una actuación destacadísima; los huevos de Mascherano, quien supo ir claramente de menos a más, y de Sorín, capitán surcador de banda izquierda; el fútbol y las ganas de Maxi Rodriguez, que nos hizo ilusionar con esa bomba y nos depositó en cuartos; la picardía de Saviola en la primera fase y la recuperación que supo aportarle a su ya conocido talento ofensivo; la desfachatez y la gambeta de Tevez, que nos llenaba el ego argento y maradoniano que recorre nuestras venas; la última chance de Crespo, que cumplió como pudo con su cuota de gol tan solicitada, y la presencia, el talento y el fútbol desplegado en cancha por Pablito Aimar y Lio Messi, quienes merecieron acariciar por más tiempo la redonda, que tan bien tratan, que tan bien pisan, pero no podían jugar todos. Y Pekerman eligió otras opciones.

Argentina murió de pie. Todos creemos y seguiremos creyendo que se pudo haber ganado. La invasión de tristeza y amargura fue inevitable. Y es lógico. Pero se volvió a demostrar que somos potencia en ésto del once contra once. Que somos locales en cualquier parte del mundo. Que el himno va a sonar y se va a sentir aunque no nos dejen cantarlo entero. Aunque no traigamos la Copa, sabemos que Argentina es Argentina. Y ya volverá el día, que ojalá sea pronto, en que todos los demás tendrán que volver a mirarnos desde abajo.

30/6/06

No hay comentarios.:

Publicar un comentario