domingo, 16 de julio de 2006

Semana Santa 2006 : Cataratas

Las Cataratas son así. Agua y más agua... agua en el aire, agua en el río, agua en el piso. En fin, H2O por todos lados. Pero el agua no es lo único. Más que nada en feriados largos, como la pasada Semana Santa. Nos contaban que, junto con las vacaciones de invierno, es cuando más gente se espera por la zona. Y cuándo fui yo? Exacto, una de las dos veces en el año que este lugar rebalsa de gente. Es tremendo. Salen hasta desde adentro de los puestos que expenden líquidos y sólidos, desde atrás de los árboles, y emergen desde las mismas Cataratas del Iguazú.Iguazú en 1999 me había recibido de otra manera. Empezando por el 1 a 1, y con pleno Parque Nacional en construcción, a tal punto que ni había llegado a la ansiada "Garganta del Diablo", la cual finalmente pude visitar en 2006. Para ese entonces todo parecía más precario, menos organizado (y obviamente, menos explotado porque todos se iban a Miami, Brasil y Europa en vez de conocer nuestro "país bananero"), pero igualmente estaba bien cuidado. Ésta vez también pude ver la famosa "postal" del lado brasilero, pero sinceramente, me sigo quedado con las Cataratas Argentas. Porque en definitiva son más nuestras que de ellos. 70% vs 30%. Algo así como 1400 mts más de extensión a favor nuestro. Mucho Foz do Iguaçu, pero nuestro humilde Puerto se la banca más. No vamos a negar que quizás muchos prefieran a una garota antes que a una Misionera. Pero siempre hay excepciones, por ejemplo, la mujer simio de nacionalidad igual a la de Lula, que nos condujo ese medio día por su ciudad fronteriza y nos mostró el Parque.En fin, en la mente quedan las mismas imágenes, un poco insulsas viéndolas sin saber lo que se oye y lo que se mueve teniéndolas tan cerca. Quedan cortas a la hora de hablar de sensaciones, de cosas que quedan en la retina, de momentos únicos, etc. Quedan cortas cada vez que hablamos de todo lo bueno que tenemos en éste bendito país para conocer. Pero lo que no queda corto, es el hecho de que al menos la corrupción y la mentira que nos caracteriza, no afectan la naturaleza que Dios puso dentro de nuestros límites. Disfrutémosla. Porque quizás en otro momento, sea demasiado tarde.

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