miércoles, 16 de febrero de 2011

Chile - Perú : Cusco

Quería dormir un poco más aprovechando que no tenía ninguna excursión, pero recordé que el desayuno se sirve en horarios acotados así que comencé el día entre las nueve y media y las diez. Bajé y me serví un cafe con leche al que acompañé con pan y manteca, más dos fetas de jamón (jamás en mi vida diaria desayunaría con jamón, pero aprovechando todo lo que le ponen a los gringos para satisfacerlos y que se sientan como en casa... hice la prueba). Mientras desayunaba pensaba qué hacer. Me había pasado factura física el ascenso de ayer al Putucusi. Opté por terminar y volver a pensar en mi cuarto. Finalmente me incliné por ver qué me faltaba recorrer dentro de los principales atractivos de la ciudad. El tema es así: cuando uno llega y tiene todo contratado, te dan el "Boleto turístico del Cusco"; que incluye una serie de lugares a los que se puede ingresar sin pagar nada más que lo ya contratado globalmente. Está bueno porque incluye casi todo lo interesante que hay en Cusco. Me percaté que me faltaba visitar varios museos, por lo cual opté por ese plan para mis dos días libres en ésta localidad.

Me abrigué escasamente (sobre la remera corta, mangas largas y chaleco) pero era demasiado. Era temprano pero sorpresivamente el sol que brillaba estaba fuertísimo y me deshice del pseudoabrigo rápidamente. Al caminar llegué al Centro Artesanal, donde se reúne la mayor cantidad de vendedores como en otros "paseos" del mismo tipo que se pueden encontrar por aca. Lo recorrí rápidamente y salí. Recordé que también me había propuesto visitar el estadio del Cienciano (N de R: equipo de fútbol peruano que oficia de local en Cusco). Me habían dicho que quedaba cerca. En un semáforo le pregunté a un pibe y me dijo que sólo me separaban tres cuadras de la cancha. En efecto, tres bloques de cemento abajo se encontraba el estadio. El chofer de la empresa que me trajo hasta el hotel el día que llegué me había advertido que el estadio estaba cerrado todos los días, con la lógica excepción de los partidos. Así, había pensado ver algún match, con la mala suerte que jugó el domingo mientras yo hacía el tour y ayer mientras yo regresaba de Aguas Calientes. De todas maneras me aproximé al lugar con la idea de ver la estructura y lo que chingada pudiera. Realmente al llegar me di cuenta que era como si nada. Parece muy chico; y feo. Más que cancha, parece un potrero encerrado por muros y con luces grandes. Pasé por toda la calle frontal hasta la esquina, divisando a mitad de cuadra la entrada (efectivamente cerrada) donde habitaba una suerte de veterano portero y había algunos autos de poca importancia estacionados. También alcanzaba a ver un cartel que anunciaba la remodelación del estadio. Saqué dos fotos (feas comol la estructura misma) y crucé hasta la entrada. Miré un poco para ver si se veía algo; y casi a punto de irme decidí intentar dialogar con el portero; que encima se había metido en una suerte de casilla. Golpeé la puerta con los dedos sobre la reja, y vino hacia mi.

Yo: Hola amigo (dixit), qué tal?
Portero: Buenos días
Yo: Se puede entrar a ver el estadio? Soy turista argentino...
Portero: Argentino? (piensa por un minuto y saca la llave en sentido directo a la cerradura)
Yo: Sí, de Buenos Aires. Me dijeron que no se podía visitar estos días, por eso le preguntaba (hablé mientras abría)
Porterocopado: Sí. Ningún problema. Pase a mano izquierda.

Increíblemente y contra todos los pronósticos, estaba dentro. Al subir las escalinatas y divisar la inmensidad del estadio vacío, me sorprendí por el tamaño real. Es bastante grande. El césped brillaba de verde tal como lo había visto en el resumen de la fecha por la Tv peruana el día anterior. Saqué dos fotos y vi que al pie de la platea descansaban cuidadores de la cancha y gente de mantenimiento. Tiré alguna foto más y bajé paralelo a ellos iniciando así la segunda fase de mi plan. Mientras miraba a mi alrededor; la única mujer de ese grupo me grita:

Mujer: Amigo, quiere entrar?
Yoinocente: Se puede?
Mujer: Sí, por un solcito para tomar algo se puede ingresar.

Me aproximé al grupo de siete u ocho que eran y le dije la cruda verdad. No tenía un sol partido por la mitad. Había gastado lo último el día anterior y tenía que cambiar; lo cual pensaba hacer antes de entrar a alguno de los museos. De todas formas ahora quería entrar. Fui a por ello y empecé a charlar con ellos. Hablamos básicamente de fútbol, de la altura, de las finales que Cienciano le había ganado a River y a Boca, de las selecciones, etc. De repente, después de unos intensos diez minutos de charla, dos del grupo se fueron a seguir trabajando e interrumpieron el descanso. Se iban a empezar a ir de a uno y yo seguía ahi, del otro lado del alambrado. Entonces pregunté:

Yo: Bueno, entonces se puede entrar?
Unodeellos: Sí, venga conmigo.
Yo: La verdad que no tengo nada...si no les dejaría...tengo algunas monedas chilenas pero dudo que las quieran.
Ellos: No, está bien. Preferible nada antes que plata chilena. No hace falta.

Y así fue. El que más había hablado conmigo me acompañó y entramos a la cancha, literalmente.