miércoles, 19 de septiembre de 2007

Impunidad

Hace un año caía preso Miguel Etchecolatz. Hace un año sintonizaba de cerca el significado de lo que creía que era JUSTICIA, con mayúsculas, en radios, canales de televisión y medios gráficos. Hace un año un genocida era condenado a la sombra... con barrotes incluídos en un fallo inédito en la historia; era recluído a prisión perpetua, a la misma sombra de la cual había sido parte años atrás. La misma gran sombra que cubrió a nuestra sociedad por tanto tiempo, y que hoy en día sigue latiendo en varios espectros y análisis parciales de situación.

Hace un año desaparecía Jorge Julio López, testigo clave en el juicio contra el Ex-Comisario. El principal testigo del caso Etchecolatz desaparecía de la noche a la mañana, después de haber declarado en juicio. Hace un año y sin saber por qué nos volvíamos a empapar de preguntas sin respuestas, y hoy en día mantenemos la amnesia. Se dice que se ha hecho todo lo posible para encontrarlo y que las fuerzas de todo tipo están "en movimiento".




Y otra vez la nada. Otra vez la ironía de los '90 y el sabor a poco de la paz que parece nunca alcanzar el contexto que rodea a nuestra historia. Otra vez el "sinrazónismo" de todo. Otra vez sopa. Otra vez la mosca en la sopa, como si se tratara de una historia ricotera emanada de una poesía del Indio Solari; pero poco tiene de musical todo este asunto. Todo sigue como un tenue gris que nos cubre para nunca sacarnos la venda de los ojos. Todo sigue, y todo pasa. Todo pasa como si nada y se va olvidando, o cubriendo con nuevos eventos que sacuden nuestros días. Hemos aprendido a convivir con tantas cosas que atañen a nuestro presente, que preferimos olvidar el pasado, y lo que va pasando y que nos forma como país, como nación, como personas, y como entorno social. Pretendemos mirar al futuro y construir sobre una base sólida. Hasta que no tengamos claro quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser, ese horizonte es bastante lejano.



sábado, 1 de septiembre de 2007

Hechizo

No hay caso. Estoy inquieto pero concluyo que no hay forma. Por más que trato de dilucidar la salida no la puedo encontrar; al menos cerca mío. Todo parece tan sencillo que hasta llego a dudar de mi sagacidad. El rompecabezas se torna dividido en mayor cantidad de piezas a medida que las agujas se disputan la posición primordial en ese reloj que yace colgado y no deja de clavarme la mirada. Y me hace su esclavo. Siento el frío glaciar de esos eslabones metálicos que me tienen inmóvil.
Miles de situaciones alternativas fluctuan por mi mente. Trato de darme una idea de qué es lo que pasa a mi alrededor, pero el contexto simple se vuelve complejo y el vaso desborda de agua que ahoga mis cuerdas vocales e inunda mis cinco sentidos de dudas e incertidumbre. Intentando comprender la ruta hasta este encierro. Mezclo sensaciones y tergiverso caminos. Refresco momentos que parecían sepultados y ahora brillan en escena, pero no como actores de reparto. La vocación de la amargura repiquetea cada rincón de mi sentir mientras expande su dominio sin fronteras. El ritmo lento del corazón se diluye en una maratónica fantasía de lo que vendrá.
No hay ventanas ni claros en este bosque de concreto. Por alguna razón el vacío a mi alrededor me absorbe entre el gentío y pisa mis parietales sin pedir permiso. ¿Dónde estoy?¿Cuál es la estación final de este viaje?. Las paredes que me circundan no conocen la respuesta. Solo saben sudar ante el roce de mis manos tímidas. No entienden de lenguajes ni dialectos y no preguntan por qué. No hay alguien que pueda decirme qué pasa. El tiempo se consume, pero el ambiente duerme en formol y me hiela la sangre.
Es raro, pero en oposición a los cuentos que siempre me contaron, en este no se ve la luz al final del túnel. Quizás porque está apagada, pero tampoco hay indicios de posibles interruptores. Solo hay barreras en esta oscuridad. Barreras de otros tiempos que saben permanecer y trascender. Barreras que indican momentos... momentos racionales que invaden el trayecto pacífico hacia lo desconocido.
Alguien se llevó las señales, los indicios, y dejó estos muros blancos y este suelo rústico que raspa los pies y nubla la vista. No tiene sentido caminar ni correr, ni imaginar escapes intrépidos. Alguien también se ocupó de llevarse la salida.


"...Dejaste que el dolor te curtiera la piel, ojalá no sea tarde, para volver a nacer, para poder levantarte..." ( "Verte reír" - NTVG )

"...No es la primera vez que me encuentro tan cerca de conocer la locura.Y ahora por fin ya se que es no poder controlar ni siquiera tus brazos.Y sientes que están completamente agotado y no entiendes por que... Se nublan los ojos todo de un mismo color mientras todo da igual, mientras todo da igual..." ( "Hechizo" - Heroes del Silencio/Catupecu Machu )