sábado, 9 de septiembre de 2006

Todo Cambia

Será bueno que todo cambie? O preferirías saber cómo vienen las cartas barajadas desde el primer momento? Yo creo que actuarías diferente. Por empezar perderías frescura. Y ni hablemos de la espontaneidad... quedaría olvidada en el más lejano de los recuerdos de tu mente para dar paso a una programática sucesión de pasos preestablecidos. Sería como decir el abecedario muchas veces seguidas, con un orden inalterable y una oportunísima continuidad lógica. De más está decir cuánto más fácil sería todo, no? Al menos ya tendrías las respuestas preparadas para todos los interrogantes de la vida terrenal. Tendrías el escudo en mano y el sable y/o bayoneta listo para la defensa. Impenetrable. Ganarías en rigidez, sin duda alguna. Le robarías terreno a la elaboración mental, casi de un tirón, para ya no devolverselo nunca más. Te sentirías poderoso? No se si para tanto. Sería como un poder divino, un don... sería como el colmo de la previsión. La planificación perfecta y metódica de los momentos concretaría el éxito rotundo. Sin margen de error, sería pisar sobre seguro. Nada de andar con pie de plomo. Mentón al horizonte, pecho erguido y no preguntarías cuántos son si no que vengan de a uno. Y a otra cosa.
Sin embargo, dejame contarte que las cosas (al menos por el momento) no son así. La vida
te dotó de capacidad decisoria, de voluntad, de elección constante. No importa cuál sea tu raza, nombre o color. El camino es uno sólo y las caídas son muchas. Demasiadas para mi gusto, no se qué opinás. El cambio radical de las cosas te significa el rearme de tu plan de acción. Podes verlo venir, o podés levantarte una mañana y te encontraste un universo que desconocías. Y no te hallás, la brújula del destino rompió sus agujas y vos estás en el medio de la nada. Mirás al cielo como desconociendo la situación y no encontrás solución a tu eterno conflicto. Vos ya no sos vos. Sos tu propia sombra, tu perdición y tus más bajas miserias. El desconcierto y la desconfianza dominan muchas situaciones como éstas. Pero ahi está la pimienta. Todo cambia y vos no podés hacer nada... nada más que adaptarte. Cómo era eso de la supervivencia del más apto? Bueno, es algo parecido. Cual camaleón, cambiás de color según la ocasión. Tenés que pensar, inventar, imaginar... muchas veces en fracciones de segundo. Aunque a veces tenés más tiempo y hasta te das el cruel lujo de ser sagaz e intrépido. Tenés que dibujar, no te queda otra... finalmente de eso se trata. El dibujo no tiene por qué ser perfecto. Con que al menos le pongas un poco de color alcanza para que resista y siga adelante. Sólo preocupate por firmarlo. Porque el dibujante termina siendo lo más importante. Las formas cambian, incluso los modos. El mundo también y sin acordarse de vos. Todo cambia, y no podemos cambiarlo. Qué paradoja no? Pero es así. Y vos estás ahí. Inmóvil. Sabiendo que todo cambia, menos vos.

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