
El destino se te cruzó una vez más como un traicionero ayer que tenías en lo más lejano de tus infiernos. Te lo había advertido pero vos siempre elegiste ir por más, preferiste el riesgo antes que el olvido. Lo disfrutaste; hace mucho tiempo no te sentías tan vivo. Sabías de esa temporaria realidad pero los pies nunca se despegaron del piso. No echaste raíces porque conocés bien ese camino. Cada piedra en él sendero produce tropiezos significativos, que te hacen caer, que te impactan, que te muestran cómo funciona todo. Habría que repreguntarse eso de vez en cuándo. Por lo menos para estar en dinámico cambio y poder adaptarse. Por lo menos para ver la luz, aunque sea sólo por un rato.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario