domingo, 6 de julio de 2008

Chile - Perú : Diario de viaje


Viernes 4 de julio


No pasó tanto tiempo desde que empecé a planificar este viaje y hoy, día inicial de la travesía. Sí pasó tiempo desde la primera vez que imaginé que cruzaría la Cordillera con algunos fines particulares que el lector sabrá interpretar oportunamente.

Terminé la mochila ayer a la noche (como en todos los viajes la noche anterior) a eso de las tres de la mañana. Dejé las cosas que llevaría en mochila de mano para hoy antes de partir a Ezeiza. Me fui del laburo al cierre de la sucursal y después de almorzar algo express en casa empecé a concretar mi tarea pendiente. Como siempre, la sensación de estar olvidando algo estaba muy presente. Había averiguado por un remis para ir hasta el aeropuerto pero me comentaron de los servicios de Manuel Tienda León, que por menos precio (casi la mitad) hacían el mismo recorrido, con lo cual opté por ir hasta Madero y San Martín (dónde está su terminal de partida y recepción )y optar por ésta opción.

Tenía boleto para el servicio de 18:30 (mi vuelo estaba pautado a las 20:35) con lo cual, según sus datos en la web, debería estar llegando a Ezeiza alrededor de las 19:15, con tiempo de sobra para abordar, ya que había hecho el check-in por internet, sin más trámites pendientes.

Eramos no más de diez pasajeros de diferentes nacionalidades en el bus del León. Había algo de tráfico en la zona de partida, no más de lo lógico habitual, de manera que ya estábamos en camino. Dormitando un poco al ritmo de Gilda en los auriculares de mi mp3, esperaba ver la aceleración del micro en el tramo de autopista, la cual demoró más de lo esperado. Mientras tanto, mamá me bombardeba el celular preguntándome preocupada si había tomado el servicio de las seis de la tarde (si fuera por ella, hubiera estado en el aeropuerto tres horas antes... ya dos me parecían abusivas, pero igualmente había salido con tiempo suficiente...). El tráfico era muy denso. El reloj digital del micro avanzaba y yo meditaba en silencio acerca de la situación. Se estaba haciendo bastante tarde. Eran ya 19:15 y no habíamos salido de Capital Federal. El transfer terminó arribando a las 19:50 (hora en que supuestamente se confirmaba el estado de mi vuelo). Al bajar para sacar la mochila de la bodega del micro, una señorita que también viajaba 20:35 le sugirió una serie de interesantes improperios al conductor por su lentitud al entregar las valijas, y salió corriendo una vez obtenida la suya. Yo la mirba y pensaba "Loca de mierda...falta media hora y tan sacada? Estás a 50 metros del mostrador... qué nerviosa está la gente". Una vez cargada mi mochila en hombros, encaré para la puerta y ahí me forraron la misma con ese plástico verde "anti-chorro", dejándome sólo una manija para transportarla, lo cual me complicó la vida de entrada; más aún teniendo en cuenta que no pensaba agarrar un carrito para recorrer los 50 metros que me separaban del mostrador. Al entrar me indicaron gentilmente el sector de LAN; que para mi grata sorpresa estaba completamente vacío. Ni una persona esperando. Me alegré porque no podía estar esperando mucho, así que entre por los parantes y me puse frente al mostrador aguardando a que me llamaran para despachar. De repente, siento que una voz grave desde mis espaldas me pregunta (y cito):

Tipodeseguridadprivada: Señor, a dónde viaja?

Yorelajadodevacaciones: A Santiago, 20:35

Tipodeseguridadprivada: Pero ese vuelo ya cerró señor...

Yosobrandolasituación: No no... cómo va a cerrar si es 20:35?

Tiposabiendoquetienerazón: Sí, el vuelo es en ese horario pero se despacha hasta una hora antes...ya son 20:10 (mirando su reloj)

Yoasumiendoqueeltipotienerazón: Ya se, es que se me demoró el transfer... pero estoy en horario...

Tiporiéndoseinternamentedemi: No; ya cerró. El último vuelo de hoy es el de Miami; pregunte ahi (señalando el fuckin' mostrador) para ver si lo pueden reprogramar para mañana...

Yopálido: No me podés decir esto... estoy en horario! Con quién puedo hablar?

Tipo: Acerquese al mostrador... pero seguro lo derivan a la oficina

Sin hablar y pensando interiormente "Oficina las pelotas! Yo me subo el avión como sea" me acerqué. Exaltado y más nervioso aún; intenté dialogar mientras titubeaba con la pseudoazafata que atendía:

Pseudoazafata: Sí?

Yomáspálido: Mirá, me dicen que se demoró el vuelo de las 20:35 (Nota mental: No flaco, te demoraste vos y tu transfer)... Bah, se demoró mi transfer y me dicen que se cerró el vuelo. Por favor, tengo que despachar esto nada más...ya hice todo lo demás! (Nota de la redacción: Para mí, todo lo demás era el check in)

Pseudoazafata: Pero ud tiene otra valija? Cerramos ya. (Al mismo tiempo le indicaba a la pseudoazafata de al lado, que discutía con otro tipo, que no podía hacerle subir la maleta a ese fulano)

Yoenardecido: No, mirá, esta mochila sola...por favor...

Pseudoazafata: Tiene tarjeta de embarque?

Yo: Sí, tomá (con pasaporte y todo en mano)

Pseudoazafata: "Hola...Fulanito de tal (reemplace ud lector "Fulanito de tal" por el nombre que más le caiga en gusto). Tengo una mochila para subir manual al 470, te la puedo mandar ya? (mientras, el otro sujeto que discutía le decía que le diga a Fulanito de tal que también subiera la de ellos). La pseudoazafata hacía gestos de negativa agitando su cabeza en reiterados movimientos iterativos. "Ah, ya cerraste? Ok."

Yo pensaba... "Uh, la puta madre...". Y de repente, por alguna razón celestial, la pseudo me dijo:

Pseudoazafata: Deme la mochila, por favor.

Youltranervioso: Ok... (puse la mochila en la cinta y le volví a dar pasaporte y embarque, esperando algo...aunque no se exactamente qué a esa altura)

En eso ella levanta la vista y me dice: "Corré...puerta 10...corré porque no llegás"

Despegué cual Jumbo de ese mostrador de inmediato y emprendí la corrida. Subí la escalera mecánica topeteando gente y llegué al de seguridad que controlaba documentos...alteradísimo y desencajado.

Seguridadmirandopapeleta: Mmm...pagó la tasa de embarque?

Yoputeando: Eh!??!? (What the fuck!?!?!) No! Qué tasa de embarque? Dónde?

Seguridadindicando: En esa ventanilla.

Corrí unos metros a la ventanilla indicada y me ultrajaron violentamente $55.- Volví y pasé al de seguridad para salir sin escalas (iluso...) hasta la puerta diez. Divisé al instante a la vuelta del pasillo dos inmensas filas y como veinte ventanillas. Era Migraciones. Algo más? Por qué nadie me dijo que por todo esto son las dos horas que hay que llegar antes? Cuestión que ya eran 20:20. Estaba al horno con papas y dorándome. Me puse en la fila con total resignación, sin intentar maniobas de último minuto como fingir desmayo, sacar un arma recortada y amenazar a alguien, o decirle a algún empleado si podía pasar sin hacer fila. Insisto, me resigné casi del todo y tomé el último lugar de la cola. Me dio algo de ánimo que había dos tipos preguntando por pasajeros de Varig y de Delta. Pensé que no era el único en ese recinto a punto de perder un vuelo, lo cual me reconfortó para terminar la fila. En 8 minutos (20:28) llegué a la ventanilla correspondiente. Miraba el reloj constantemente, por eso la precisión...no es puro azar. Al extender el pasaporte al muñeco que atendía; me dice:

Muñecodemigraciones: Por favor, tarjeta de migraciones

Yosinpodercreerlo: Eh? Na... Qué tarjeta?

MuñecoGallardo: No? Algo de este tipo (mostrándome una de otro pasajero). Fíjese que ahí arriba de los estantes hay. Llene una y pase sin hacer la fila directamente.

Me acordé al instante en griego, arameo y sirio-libanés de toda la familia de ese muñeco. Al mismo tiempo me acordé que había completado esa tarjeta migratoria en internet junto al check-in y no la había impreso (NdeR: recargar los cartuchos de la impresora de casa sería una decisión muy acertada).

Cuando terminé de llenar la tarjeta en letra imprenta poco clara y me aproximé a la ventanilla; el fulano estaba con dos mujeres entradísimas en edad que se movían más lento que un bolero de Manzanero. Y para colmo, otra sexagenaria descuidada que había olvidado llenar la tarjeta se me puso a la par, para acceder antes que yo cual fila que espera el colectivo en la vereda. Miré para atrás y la fila se movía en forma fluída. Para colmo de males, el muñeco (Mateyko) salió de su ventanilla a buscar algo. Estaba más jugado que nunca y ya eran 20:30.

Fue momento de ser "100% argento" y no vacilar en el intento. Noté que el primero de la fila que seguía curso tenía rostro amigable y me aproximé rápidamente. Le dije, tal cual: "Master, no me dejarías pasar que se me va 20:35 y éste se fue de aca? (refiriéndome al muñeco, claro). El barbudo se acordó de mi, ya que el tipo era yankee y con claro acento gringo me dijo: "Sí, clarou". Metí segunda y fui a la ventanilla que llamaba en ese instante. El gordito copado que la habitaba me selló de toque el pasaporte notándome algo nervioso y le dije: "Estoy a full, se me va en 5 minutos". Respondió:

Gorditocopado: Mirá, todavía aca no llamaron a nadie

Yoenmigraciones: Ah, llaman no? Vi que buscaban gente para otros vuelos.

Gorditorecopado: Qué puerta tenés?

Yo: Diez

Gorditocrack: Corré por allá.

Le di las gracias y huí. Pasé a lo largo del Free Shop como Meteoro y llegué a la fila. Todavía faltaba abordar los últimos pasajeros de clase turista y todos los de business. Al último de la fila le toqué el hombro y le pregunté:

Yotranspiradísimo: Disculpe...es el vuelo de Santiago?

Últimodelafila: Sí

Yo: Gracias

Yootravez: Disculpe, 20:35 no?

Últimoqueseráprimero: Sí, Sí

Yobajandocambios: Gracias y perdón, es que no llegaba...

Último: Je, no hay problema.

El periplo terminó, y finalmente subí al LAN 470 con destino final Santiago de Chile. Me senté exhausto en el 18A (ventanilla) y esperé ansioso la partida. Despegamos finalmente cerca de las 20:50 y al rato disfruté un buen servicio de a bordo que incluyó coca fría, un sandwich de jamón y roquefort, más un cortado. De postre, me leí "El Mercurio" que me prestó un tipo que se había acomodado en el asiento de pasillo, ya que los dos contiguos a mi estaban libres. El avión apenas se agitó al cruzar la Cordillera, para terminar aterrizando en la capital chilena a las 22:05 hora local.

Dudaba si realmente mi mochila iba a llegar en condiciones, por haberla dejado a la deriva sin verla irse en la cinta de montaje como siempre en los mostradores de la línea aérea, pero para mi sorpresa llegó entre las primeras a la cinta de retiro. Contento por mi arribo, pasé el control de los vegetales y todo ese cuento, y ahora si posé mi mochila en un bello carro.

Esperaban por mi Renato y papá, con quienes compartí un café antes de partir a la casa de este último, que me alojó mi primer noche en Santiago. Cenamos y charlamos hasta tarde. Me fui a dormir después de una complicada y agitada noche. Si así empezamos...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario