viernes, 5 de octubre de 2007

Las bases

No sólo se trata de barbaridades la facultad. Bah, no solo la facultad. En mi época de colegio, también disfruté/sufrí otros tantos desencuentros pero nada grave a decir verdad. Las desventuras, como todo en la vida tienen su equilibrio, y aunque en menor medida, puedo rescatar el vaso medio lleno del núcleo educativo que balancea dentro de esta ecuación tan particular.

Siempre digo que ser maestro y/o profesor (trato de no usar la palabra docente, porque descreo de su amplitud abarcativa hacia el género) es una vocación. Definitivamente, y lo remarco. Sin embargo, también digo que esa vocación tiene varias maneras de aplicarse. Desde la sinceridad y la humanidad de la paciencia individual de cada corazón, hasta la exasperación de los gritos y los castigos, vitalizados por una fuerte represión y amedrentamiento del alumnado, pasando lógicamente por algunos grises tenues entre ambos extremos. Tenemos al ejemplar que explica todo, doscientas veces a las cerradas - y necias - mentes infantiles o adolescentes que no logran entender lo que se les plantea. Y allí va el noble profesor o maestro (generalizando también a maestras y profesoras, sin tener que volver a aclararlo en adelante), a penetrar esa mente en blanco que lo mira con cara de nada. Aquel profesor que enaltecerá su orgullo cuando la blanca palomita demuestre en los papeles que todo ha quedado claro, y que pase el tema que sigue!
Y después el polo sur de este ejemplar, su perfecto contrapunto, el tipo que repite los puntos del programa, y no se detendrá ni ante un terremoto de grado 8 en la escala de Richter para explicar nada. El alumno estudia, retiene y aprueba. O no. Y si no, Marzo. Y si no, repite. Y a otra cosa. Son estilos, vio?. Como los estilos de jefe. Uno no lo elige, más bien acepta lo que trae el paquete y se encomienda a las manos de Dios, como en otros tantos ámbitos de la vida.

Después de todo nos va quedando claro que la educación (junto con la salud) es la base de una sociedad. De una sociedad en serio. De una sociedad con ansias de progreso, y estabilidad. De una sociedad interesada en la cultura, en cualquiera de sus facetas de expresión. De una sociedad que pueda pensar por sí misma y no necesite de clientelismo barato ni de pseudo-líderes a la criolla. Una sociedad independiente es la que fomenta su progreso y confía en sus posibiilidades, sabiendo a qué se atiene y no permitiendo ser pasada por encima por el primer cretino que lo intente. Una sociedad de ese estilo es la base de la nación en la que a todos - o mejor dicho, a casi todos - nos gustaría vivir. Esa nación en la que uno está orgulloso de pertenecer, de ser parte, y de haberla heredado.

Los tiempos que corren no hablan de esa sociedad. Además de hipócrita y descomprometida, nuestra sociedad se encarga de que nos avergoncemos la mayoría de las veces que tenemos que hablar de ella, por todos los pecados cometidos y por cometer. Salvo contadas excepciones, tenemos que agachar la cabeza cuando miramos a nuestro alrededor o en nuestro interior social para examinarnos. Se suele recurrir a la tan trillada frase : "qué país de mierda". Alguna vez nos planteamos que el país se forma desde nosotros? La mierda no estará primero en la base hasta lograr efectos de altura y llegar a la cúspide? Me parece que las plantas no crecen de arriba hacia abajo, si no a la perfecta inversa. Esos que nos roban con tanto estilo y calidad de servicio desde las más altas esferas sociales y de poder económico y político, no hacen más que representar las más profundas miserias individuales que nos invaden diariamente en cada uno de los mundos personales que atravesamos. Esos detalles que nos hacen más "vivos" que otros porque siempre vemos la ventaja en todo, sin mirar al costado para ver qué pasa. Y así nos va.

Retomando el tema, he tenido la suerte y la desgracia de toparme con ambos profesores. El perfecto imbécil que entra al aula, saluda, se sienta, y dice textualmente (y levante la mano el que nunca lo escuchó antes): "Abran el libro en la página 45". Y empieza el show de recitada más absurdo que te ha tocado escuchar. Todo es por definición y sin argumentos racionales para clarificar la situación. No es nada grato presenciar esto a las 9 de la noche, después de haber laburado todo el día y observando cómo lentamente ese hijo de puta te roba el tiempo, la dignidad, y le roba plata al Estado, como si le robara un caramelo a un bebé. Pero claro, después tiene el tupé de decir que a los maestros no les pagan bien, que lo que hace lo hace porque le gusta, porque si es por la plata, ni vendría a la facultad; y es el primero en adherirse a los paros y hablar de moral y ética. Por mi que se quede en casa, y ni me haga perder el tiempo. No es más fácil que la primera clase diga lo que tenemos que estudiar y venga el día del parcial? Lástima me dan esos tipos.

Sin embargo, a pesar de convivir cada vez más con esa clase de "educadores" (como les encanta autodenominarse); tuve la suerte de enfrentarme con otra clase de ejemplares. Hombres y mujeres que desde el vamos me enseñaron el sentido del "aprender" y del "aprehender" (sí, con H, para los desprevenidos siempre hay un Pequeño Larousse Ilustrado cerca o un diccionario en el Google). Gente que sabe de la A a la Z de lo que está hablando, sea cual sea el tema, fundamentando, sosteniendo y persuadiendo con completo sentido de la coherencia y la razón. Personas que he visto emocionarse hablando de sus respectivas disciplinas, habiendo pasado dificultades de varias índoles pero seguir mirando hacia el horizonte con el mentón inquebrantable. Perseverantes en la generación de conciencia de la realidad y del espíritu crítico, real sentido de la educación verdadera. Esa que implica análisis y puntos de vista, opiniones, y no frases hechas y acotaciones sin sentido. Simplemente personas, a las que espero poder dedicarles algún día un diploma envuelto con una cinta con los colores de la bandera.
A través de su inagotable transferencia de conocimientos, intentan sentar las bases de lo que viene, con el único de fin de lograr cambiar lo que se heredó, e intentar empezar de nuevo, para que no tenga que agachar la cabeza. Para que logre sentir que se puede cambiar. Que se puede cambiar en serio, pero no por revolución, si no por evolución. Porque la revolución no está en las armas, sino en las mentes.

Hoy me pregunto a qué grupo de profesor pertenecería Carlos Fuentealba. Quizás lo podría haber averiguado si no lo hubieran callado. Si exigimos que la policía sea bien paga para estar satisfecha cuando hace su trabajo, y hacerlo bien; si pedimos que la labor política no sea excesivamente paga ya que fomenta la ambición de poder y ascender por el solo hecho de la acumulación de fortunas; intentemos también que los maestros no tengan que salir a pedir que se les pague como corresponde para acumular conocimiento en nuestra sociedad.


"...En el costado de este gran supermercado, donde nada sale gratis y es que siempre es a nosotros a los que nos cuesta caro. Parece que nos vamos alejando y que ya nadie se acuerda a dónde vamos, gente nace y crece, trabaja y muere, no encuentro la razón de estar callado. Es la utopía de estos tres o cuatro acordes, despertar a los instintos del letargo, evitar el rebaño buscando la puerta donde la libertad me está esperando..." "La revolución está en las mentes"
(Fragmento de "En la vereda" y "La Patada" - A. Kurz - El Bordo)

"...Quiero saber...qué fue lo de las coimas en el Senado
quiero saber... si los culpables fueron encarcelados...
la educación es el principio de la solución! No dejes que manejen tu vida!
que un pobre, robe a otro pobre, nos pone tan mal...yo quiero encontrar una salida
Y en el futuro ya no quiero ver más chicos que se mueren desnutridos,
Dios mirá para este lado! Tirá una soga que este cristiano se ahoga!
mi vida se fue al carajo, porque estoy desesperado! Desesperado!..."

("Desesperado" [Sposito/De Luna Campos/Maffia/Arjones/Fabio] - Kapanga)

2 comentarios:

  1. Anónimo1:24 a. m.

    En una palabra: IMPECABLE
    Ojalá sean cada vez más los que comprendan que la educación "no consiste en enseñar qué pensar sino en enseñar a pensar", con todo lo que ello implica...

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  2. Anónimo2:39 a. m.

    como siempre... ponés en palabras lo que piensa mi cabeza.... sos un groso y por eso soy tu fan Nº 1

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