miércoles, 24 de octubre de 2007

El día es todos los días

Te dio la mano cuando diste el primer paso. Ese paso que significó más que unos metros. Te llevo con la misma mano el primer día de clases, cuando le pedías a gritos que se quede con vos mientras movía los dedos de un lado para el otro alejándose de a poco tratando de inspirarte confianza. Te dijo que "no toques eso" y "salí de ahi" para que no te lastimaras. Te lo repitió mil veces pero igual lo seguías intentando, y reprochándole cada grito que te daba con el ceño fruncido y el dedo índice acusándote de culpable. Te pidió que no le aceptes caramelos a extraños, ni te sueltes para cruzar la calle. Creíste varios años que el Ratón Peréz era un roedor bondadoso que no quería otra cosa más que tus dientes. Que Papá Noel te iba a traer algo si te portabas bien en casa y hacias la tarea. Y los Reyes Magos también, siempre y cuando pusieras el pasto al lado de los zapatos. Te dijo que la mentira tiene patas cortas. También que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de las manos (y que la canción de Roberto Carlos es tan sólo un mito). Llevarle el boletín era todo un desafío, que ponía muchas cosas en juego cada vez que lo tenía en las manos. Nunca entendiste por qué había que hacer una digestión tan larga antes de entrar a la pileta en pleno Enero y con 35 grados de calor, pero ni se te ocurría obviarla. Seguramente le habrás robado algunas monedas en todas esas veces que te mandó a comprar algo, sabiendo positivamente que nunca te los iba a reclamar. Después también supo decirte que te cuidaras al salir de noche. Cómo no escuchabas las cosas que pasaban en el noticiero. Muchas veces que pediste permiso te escupió un lapidario "Hacé lo que quieras", devolviéndote la pelota e intimándote a decidir. Siempre elegías lo contrario a lo que pretendía, pero bueno, así lo quiso, no? Te hubiera dicho que no y listo. También hubo veces que no te entendió. No siempre supo qué te pasaba ni lo que pensabas. Pero intentaba inferirlo. De todas las maneras posibles, evitando la forma directa. Cuando conoció a tu novio/a, te dijo que no le gustaba como se vestía, o simplemente que no era un tipo para vos. Tacto que le dicen. Te dijo que tuvieras cuidado, que hay errores que podías lamentar por el resto de tu vida. Que no te apuraras. Te pidió que no quemaras etapas.

Varias veces fuiste responsable de su llanto. Pero, paradójicamente, el día que más lloró fue cuando te vio por primera vez. Y lloró muchas veces mientras crecías y de a poco sentía como esa mano se iba soltando poco a poco. También sonrió muchas veces y mostró esa sonrisa llena de orgullo. Habrás sentido alguna vez que estaba con vos, aunque no la pudieras ver cerca tuyo.
Siempre habló bien de vos. Rara vez te iba a criticar adelante de otros, aunque siempre había excepciones.

Es única e irreemplazable. Un gesto tuyo le vale más que mil palabras. Y si no lo creeés, ya vas a ver cuando tengas hijos...


Feliz Día, ma.-

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