martes, 11 de agosto de 2009

El cliente NO siempre tiene la razón


Siempre defenderé con tenacidad esa afirmación. Me niego a darle la razón al cliente cuando no la tiene; y más aún cuando se ampara en su cualidad para creer que todo lo que dice es cierto y debe ser cumplido al pie de la letra. Es insultante cuando se plantan con soberbia y someten al empleado. Quién creen que les dio esa potestad?

Es tan enfermizo un cliente obstinado como una vieja que se te quiere colar en la fila del colectivo, tema que ya hemos tratado previamente en éstas páginas.

Debería ejercerse el derecho de admisión en algunos lugares para evitar el ingreso de ciertos individuos que sólo perturban el aire y la comodidad del lugar. Que se queden en su casa. Nadie quiere estrechar su mano ni desearles "buenos días". No son amigables.


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